Aún con un trecho largo por delante, el más intenso y riesgoso para los candidatos, partidos y coaliciones, ya se anuncia que la elección que viene será una disputa en tercios, en la que cualquier opción puede quedarse con la Presidencia de la República.

Además, se observa que, de seguir las tendencias que se han venido reportado, el próximo Gobierno de la República estará limitado por un Congreso de la Unión, en ambas cámaras, dividido y sin que ningún grupo parlamentario tenga siquiera mayoría simple.

En las hipótesis que han mostrado los estudios demoscópicos, se observa que es mínima, dentro del margen de error, la diferencia entre las posibles coaliciones que encabecen por separado los partidos Acción Nacional (PAN) y Revolucionario Institucional (PRI), así como la alianza del Movimiento Regeneración Nacional (Morena) y el Partido del Trabajo (PT).

Una cosa es también clara en este momento, las alianzas que podrían conformar PAN-PRD y Movimiento Ciudadano (MC), así como la del PRI-Partido Verde y el Panal, ven como el candidato a vencer al tabasqueño Andrés Manuel López Obrador y que, en un desesperado y ulterior escenario, pueden generar un “voto útil” pactado, para cerrarle el paso.

En la sesión de la Comisión Política Permanente, en que se dio arranque formal a la designación de candidatos priistas, ya lo advirtió, con frase barroca y lapidaria, el presidente del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del PRI, Enrique Ochoa Reza: el tricolor, dijo, “va a detener el avance del populismo autoritario que quiere establecer la amenaza tropical sobre los hombros de los mexicanos. No se lo vamos a permitir”.

Del otro lado, en el acusado por enésima vez de antinatural maridaje, PAN y PRD van por lo propio. 

Han concretado ya su opción para la Ciudad de México, en donde Morena podría arrasar, pero más que una verdadera apuesta ganadora, la coalición para competir en los comicios de la capital del país es un paso definitivo a lo que inexorablemente ocurrirá: habrá Frente Ciudadano por México para la elección presidencial y también para la definición de gobernador o gobernadora en Puebla.

Vayamos a los números que arrojó el más reciente estudio, el que fue realizado por Consulta Mitofsky para el diario El Economista  y que da evidencia de la contienda de tercios.

Este análisis que se cerró a mediados de octubre pasado, sitúa al Frente Ciudadano por México (AN-PRD-MC) con un potencial 24.5 por ciento de las preferencias ciudadanas.

Luego, la coalición que conformarán PRI y PVEM, aún sin contar con la aportación mínima que podría hacer el Partido Nueva Alianza (Panal), con 21.1 por ciento, en tanto que Morena y PT tienen 20.6 por ciento.

Si se toma en cuenta que el margen de error es de más menos 3 puntos, se explica lo cerrado que se anuncia la contienda de 2018.

Un dato que sin duda debe considerarse es que el estudio de Mitofsky aún no tiene una medición precisa del impacto negativo que traerá al PAN la salida de Margarita Zavala, la esposa del ex presidente Felipe Calderón, pues al cierre de ésta, aún no era tan conocida su incursión como candidata independiente.

Como reza el lugar común, la moneda está en el aire y todo puede ocurrir aún.