El anuncio hecho por Enrique Cárdenas Sánchez para buscar la candidatura al gobierno del estado demuestra que detrás de la historia del académico que sólo buscaba salvar a Puebla de la mafia morenovallista, existen otros intereses dignos de un verdadero análisis político.

Hay que recordar que al día siguiente de que los aspirantes a la candidatura de Morena fueron a la Ciudad de México para conocer el resultado de la encuesta, misma que presuntamente favoreció a Luis Miguel Barbosa, el primero en pintar su raya fue Enrique Cárdenas, quien dejó en claro que no tenía ni la mínima intención de sumarse a la campaña del partido de Andrés Manuel, argumentando que se había tratado de un paso efímero por la política.

También existe la versión de que los dos principales promotores de Cárdenas, ante MORENA, Fernando Manzanilla y Julio Scherer le habían ya asegurado la candidatura, diciéndole que la encuesta era un trámite y al final tuvieron que informarle que no sería él, sino Barbosa.

Acto seguido, Cárdenas rompió con Morena.

Sin embargo Enrique Cárdenas, aún sabiendo que no tiene la más mínima oportunidad de ganar —bajo el supuesto de que logre las 200 mil firmas para su registro como candidato—, debe estar consciente de que su decisión va a fracturar el voto opositor y al que afectará directamente es a Morena.

En una elección cerrada, perder tres o cuatro puntos significa la derrota, y habrá que ver si al final López Obrador no se lamenta de haber utilizado a un académico, quien ahora parece estar más dispuesto a cobrar venganza, que de sacar al morenovallismo de Casa Puebla.

Y ahí surgen las preguntas, ¿quién está realmente detrás de Cárdenas? ¿Era el

candidato a modo del morenovallismo? ¿Le va a hacer la chamba a Moreno Valle o al PRI para dividir el voto de Morena? 

Son preguntas que sólo nos contestará el tiempo.

Y veremos y diremos.

Como el perro de las dos? tortas

A Carlos Martínez Amador le aseguraron que ya era presidente del Partido de la Revolución Democrática, pero había dos condiciones: renunciar a la Secretaría General del Comité Estatal, y también a la Dirección del Colegio de Bachilleres, mismas que —a regañadientes— cumplió, sin embargo se está dando cuenta que lo engañaron peor que a un niño.

La Sala Superior del Tribunal Electoral, acaba de devolver sus derechos partidistas en el PRD a Pablo Gómez y Carlos Sotelo, que firmaron el documento de López Obrador, y consideró que la falta no era grave, por lo tanto a Socorro Quezada podría el Tribunal levantarle la sanción en pocos días, y entonces volver a la presidencia del Sol Azteca exhibiendo al grupo morenovallista.

Hay quienes aseguran que Carlos Martínez ya no quería ser dirigente, y que prefería mantener su coto político y financiero que representa el Colegio de Bachilleres, pero su jefe político dio la orden para que se sentara de inmediato con Giles y Fernando Morales para concretar la alianza en Puebla, sin embargo, el intento golpista está por venirse abajo.

Puede ser cuestión de días, o quizá de horas. Tic tac, tic tac.