La versión de la salida del titular de la Fiscalía General del Estado, Víctor Carrancá Bourget cobró fuerza en las últimas horas, hasta en la prensa adicta al morenovallismo.

El hombre que Rafael Moreno Valle dejó para cuidarle las espaldas hasta 2022 debió haberse ido desde julio de 2014, aún por encima del clima de opinión de los medios sumisos que encubrieron su conducta inmoral.

Incluso debió irse después de la tramposa coartada que construyó con el ex jefe de Servicios Legales y ahora distante, Juan Pablo Piña para justificar el asesinato del niño José Luis Alberto Tehuatlie Tamayo, en Chalchihuapan.

Pero también hubo otros momentos que debieron propiciar que este funcionario fuera despedido de ese encargo. 

En febrero de 2015, cuando desesperado el equipo que comanda, decidió detener a un muchacho que viajaba a bordo de un camión de transporte público a un joven de nombre Christian Biffano de la Fuente por la sola presunción de haber participado de un secuestro que terminó en homicidio de un estudiante de la Prepa Tec.

Nunca pensó Carrancá que la impensada decisión de enviar a su jefe de escoltas, Laura Rafael de la Torre Panduro a detener a ese muchacho sería exhibido a través de redes sociales, hasta superar las 116 mil reproducciones en Facebook, con lo que volvió a colocarse como el paradigma de una política errática y errónea de una política en materia de procuración de justicia.

Pero también cuando en septiembre de 2016 el periodista Alejandro Mondragón publicó la lista completa de los integrantes del ‘Cártel del Toro Rojo’ comandado por su ex fiscal metropolitano, José Carlos Proal y su hermano Juan Francisco Proal.

Y es que si hubo un gesto de prepotencia de parte de Mario Marín respecto de Lydia Cacho por una conjura con Kamel Nacif, Moreno Valle y Carrancá tejieron una tramada corrupta para castigar a los enemigos del régimen.

Los casos de corrupción, impunidad y frivolidad con Carrancá Bourget se pueden contar por decenas, como el robo de unos 8 millones de pesos de la Dirección de Bienes Protegidos de la FGE, y que arrojó con un nuevo escándalo nacional.

Víctor Carrancá cantó su final cuando decidió medirse de cuerpo entero, frente el espejo de su casa: deberá largarse de una vez, que seguro ya tiene su presencia.