La negativa de Nueva Alianza de formar parte del Frente Ciudadano por México no es una sorpresa, pero sí afecta la imagen de quienes controlaron el partido durante seis años en Puebla, pensando que era una franquicia que mantendrían y manejarían de acuerdo con sus intereses, y ahora ven cómo se inclinan hacia el PRI .
No hay sorpresa en que Nueva Alianza esté ahora más cerca de aliarse con el PRI, ya que ésta se trabajó desde la Reforma Educativa, donde se dio su lugar al SNTE, y Aurelio Nuño pese a críticas contó con el respaldo del magisterio.
En Puebla ya no hay dirigentes externos, sino que es Emilio Salgado Néstor, un ex líder del SNTE quien lo dirige y hace algunos meses dijo que podían ir solos sin alianza con el PAN, algunos lo tomaron como una simple declaración, pero la línea nacional para el magisterio es que hay que apoyar al magisterio.
Hay que decir algo, el SNTE no se sintió agraviado por la detención de Elba Esther Gordillo, tal vez lo agradeció pues con el paso del tiempo el poder político de la maestra se encuentra casi desaparecido, y su ahijado al ver que tampoco le es útil también la abandonó a su suerte.
Ahora habrá que ver si en unos días el partido del magisterio anuncia que se unirá el PRI, pues ya sabe que si va solo, apenas podría tener algunas diputaciones, pero además el riesgo de que pierdan el registro.
La injusticia contra Rosendo
La muerte de Rosendo Huesca Pacheco generó diversos comentarios, muchos de ellos injustos, ya que se le acusa de proteger al padre Nicolás Aguilar, denunciado por pederasta; sin embargo, el sacerdote nunca estuvo en Puebla, sino en Tehuacán, con Norberto Rivera, lugar en el que no tenía jurisdicción por ser otra diócesis.
Pocos le reconocen que junto con Ernesto Corripio Ahumada logró la paz entre la Iglesia y la universidad, ambos personajes no respaldaron a los radicales de la derecha, ni cayeron en las provocaciones de los radicales de izquierda.
Un dato poco conocido es que en los años setenta, a sus alumnos del Seminario les daba a leer los libros prohibidos de la Teología de la Liberación, ya que les aseguraba que venían los cambios en la Iglesia, aunque con Juan Pablo II se detuvo esta reforma.