Tras la unción de José Antonio Meade como precandidato del PRI a la Presidencia de la República los codazos y los jaloneos por las candidaturas del tricolor se pusieron de peso.

En la última semana, el priismo sufrió un viraje electoral. Hasta antes de la designación de Meade pocos o casi nadie levantaba la mano para ir por una candidatura, ya que las posibilidades de ganar eran mínimas; sin embargo, con la llegada del exsecretario de Hacienda, aumentaron las posibilidades de ganar y ahora todos quieren ser candidatos a los puestos de elección popular en juego.

Lo que sí es claro es que para la candidatura al gobierno de Puebla están dos finalistas: Juan Carlos Lastiri y Enrique Doger. Salvó alguna sorpresa con Jorge Estefan Chidiac, el abanderado priista a Casa Puebla saldrá de estos dos personajes.

Para muchos priistas poblanos el que lleva la delantera es Enrique Doger por las preferencias que tiene en las encuestas, pero en esa caso, habría que revisar lo que pasó con el presidente Peña, ya que no se fue con el más popular en las encuestas, se fue con el personaje que le generaba condiciones de ánimo, de crecimiento y de ganar más credibilidad.

Y sobre todo de romper con ese karma maldito que tienen, bien ganado los priistas, que es la corrupción y que con José Antonio Meade se evade todo es tema, porque durante toda su carrera política Meade nunca ha sido involucrado por casos de esa índole. Independientemente de que su formación académica lo coloca como un hombre muy preparado.

Así las cosas en breve el priismo poblano podría tener candidato a gobernador, no hay más Lastiri o Doger.  

Hay versiones de que primero sacarán las candidaturas a diputados federales, al Senado y luego saldrá el candidato a gobernador.

Veremos y diremos.

Lo único real es que los codazos y empujones por las candidaturas están a la orden del día, ojalá los priistas tenga la madurez suficiente para no romper la unidad que han mantenido hasta el momento.

De lo contrario, echarán en saco roto el hecho de que a nivel nacional el priismo haya cerrado filas en torno a José Antonio Meade, veremos hasta dónde llegan las ambiciones personales de los grupos priistas poblanos. De romper con la unidad, les espera seis años de invierno crudo.