Cuando todo parece que las cosas le serán favorables a Morena, el Consejo Estatal de ese partido ha hecho otra de las suyas al inventar un código de comportamiento para los coordinadores estatales Luis Miguel Barbosa Huerta, Alejandro Armenta Mier y Nancy de la Sierra, a fin de que no hagan proselitismo personal ni declaraciones a los medios.

Sucede que en la sesión del fin de semana, la cual se llevó como de costumbre en total opacidad, se aprobó una comisión especial de vigilancia del actuar de los liderazgos y militantes durante el proceso electoral en Puebla; es decir, va a ver qué es lo que dicen, cómo lo dicen, muy al estilo de Stalin.

Pero no conformes con esta muestra de cerrazón y represión, se dieron el lujo de citarlos para el próximo domingo para que a puerta cerrada sean interrogados por los consejeros estatales, esos mismos que aprobaron inscribir fuera de plazo a aspirantes a la coordinación estatal.

Lo que se busca es crear su propia Santa Inquisición al interior de Morena, y los consejeros estatales se conviertan en los censores de lo que digan quienes no militan en su partido.

Si Morena tiene plasmado en sus principios el promover la libre expresión de las ideas, muestran un doble discurso, cuando el Consejo Estatal ordena callar a tres coordinadores que tienen el derecho de expresarse.

Habrá que ver si los coordinadores acuden al llamado el próximo domingo, para estar ante los inquisidores, quienes seguramente no tratarán de exhibirlos, movidos por la víscera, después de que ninguno de los “puros” fue tomado en cuenta.

Entre más tiempo transcurre y se acercan las elecciones, pareciera que en Morena todos los días se despiertan con una nueva idea para perder la ventaja en las encuestas.

Y si ese es el objetivo, créanme que van muy pero muy bien.