Para ser un político en retiro, el del coordinador de los diputados federales del PAN, Eukid Castañón, es un caso bastante raro, fuera del esquema de quien vive sus últimos momentos en la arena pública, como dice la leyenda urbana en los últimos días.

En la última semana presentó dos iniciativas de ley, una que tiene que ver con la protección al medio ambiente y, la otra, con el propósito de endurecer hasta con 65 años de cárcel a operadores del servicio de transporte público o privado que cometan feminicidio.

Es más extraño aún que en el ocaso de la actividad pública haya facilitado que el gobernador Antonio Gali haya podido cumplir con la palabra empeñada con el presidente, Enrique Peña Nieto, y el secretario de la Defensa Nacional, el general Salvador Cienfuegos, para sacar la cuestionada Ley de Seguridad Interior que encendió focos de alerta en organismos de defensa de derechos humanos.

El voto de los legisladores panistas de Puebla —exceptuando el de Juan Pablo Piña, ligado a Ricardo Anaya—, hizo la diferencia necesaria para obtener la mayoría de votos en el Congreso para dar luz verde a ese documento, que llevó a tensar al máximo los equilibrios en la Cámara Baja cuando ya se agotaba el periodo ordinario.

En las primeras horas del sábado en San Lázaro, Castañón consiguió, por ejemplo, sacar de sus casillas a una experimentada coordinadora de la bancada de Morena, Rocío Nahle, cuando solicitó una moción a la Mesa Directiva para preguntar “si es mejor entonces darle amnistía al crimen organizado, que tener una ley con estas características, como lo declaró en su momento Andrés Manuel López Obrador”.

Nahle que usaba la tribuna para hablar en contra de lo que parece un despropósito, mordió el anzuelo cuando exclamó que “ya es hora de que en este país se empiece a hablar de paz y no de guerra”.

El tono de voz subió hasta casi distorsionar a través del micrófono colocado en el atril: “Porque ustedes, el PAN y el PRI, tenemos diez años de guerra y nosotros en Morena ya empezamos a hablar de paz”.

El operador del morenogalismo goza de cabal salud. Que nadie se engañe, tendrá un papel central en la operación electoral del año próximo, cuando Martha Erika Alonso (Martha gobernadora, gritaron quienes asistieron al informe de Jesús Giles, el presidente de ese partido el lunes 18) o quien decida el grupo, que aparezca en la boleta electoral para mantener como coto de poder el territorio de Puebla.

En perspectiva, a los grupos antagónicos a este personaje, bien les valdría ver la operación desplegada en la Cámara de Diputados para validar una Ley de Seguridad Interior rechazada por los partidos del Frente y por Morena.

El gobernador de Puebla, su antecesor y el círculo que los rodea seguirá tan compacto como en el pasado reciente en los momentos de mayor estrés y tensión política futuros, a la hora de la definición de las candidaturas próximas a ser discutidas.

Pragmáticos como son, no tendrán dificultad en operar en favor o en contra de quienes mejor les convenga, porque al igual que el resto de la clase política, el interés superior es el propio. En esa lógica es que no encaja la versión del retiro de Siniestro, el operador más duro que tiene este grupo y ajeno por completo al perfil del político en retiro.

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Esta Parabólica retorna en la segunda semana de enero. Felices fiestas y un 2018 lleno de ventura y luz.