De lo ocurrido en torno al toro en este 2017. Lo más reciente es lo más perdurable, y no por reciente, sino por la profunda huella que deja. La esbelta y artística figura de un José Tomás, ninguna duda resta. Se trata de un torero de época.

El festejo extraordinario del 12-XII, en toda la palabra, nos hace recordar la presencia ese día en los tendidos de:

Primero las damas, las matadores, venidas desde las españas Mary Paz Vega y Cristina Sánchez cada año más guapas; y de ellos, los matantes, haciendo paseíllo.

En el callejón con boina, peinado y barba muy a lo Che Guevara, José Antonio Morante de la Puebla; el cejijunto Arturo Macías, el cárdeno claro Federico Pizarro, infinidad además de ganaderos, y gente del toro.

Y a propósito de criadores de toros, con mucho abolengo, presencia basta, y sobrada elegancia charra, tenemos que mencionar el exitoso debut de los señores Uribe Barroso y Uribe Curt de la casa de toros criar “Torreón de Cañas”, resaltando la presencia de sus toros en la del pasado domingo en “La México”.

Muy alto han dejado el listón para los demás ganaderos. Y poniendo a un lado todos los conceptos y criterios relacionados con la presencia de un encierro; trapío, edad, cornamentas, tipo y corte; centrándonos simplemente en lo más humano, lo más profesional, en lo futuro se habrá de tener muy poca vergüenza (de  torería) para enviar a esa plaza un encierro que no tenga la mínima presencia como la tuvieron los “torreondecañas”.

Muy poca materia deberán tener quienes en lo futuro envíen a esos corrales de la Monumental encierros con estampas de becerrones, tratados con hormonales para hacerles aparentar lo que no son: Señores Toros.

Enhorabuena a los señores Uribe y ojalá la afición retenga en la pupila las finas estampas de sus toros para pitar con coraje lo que por toriles salga y no sea de la dignidad demostrada por los señores ganaderos de “Torreón de Cañas”.

Los señores Uribe Barroso y Uribe Curt, celosos criadores de Toros de Lidia.

Presente con una enorme categoría y trayendo el retorno de muy gratos recuerdos, la matadora Cristina Sánchez.

Con boina de guerrillero —en realidad lo es—, cerrada barba, muy a lo “Che”: Morante de la Puebla, en el callejón.

Juan Pablo Sánchez,  llamado “El Temple” frente a un señor toro, el Aldinegro “Alabardero” de nombre de “Torreón de Cañas”.