El 10 de octubre del 2017 un comando de hombres armados ejecutó al presidente municipal de Huitzilan de Serdán, Manuel Hernández Pasión, y a su escolta, cuando ambos iban a bordo de la camioneta del primero, esto en la carretera Zacapoaxtla-Cuetzalan.

Los homicidas iban a bordo de dos vehículos, uno de estos, un Jetta de color blanco, placas UAU-9901 de Puebla, que quedó abandonado a unos 300 metros del lugar donde fue el hecho.

A Hernández Pasión le dispararon con armas de los calibres. 9 milímetros y con R-15.

El presidente municipal tenía heridas de bala en el tórax y cabeza, por lo que, incluso, se dijo que le dieron el tiro de gracia.

El cuerpo del alcalde quedó a varios metros de su camioneta Titan de color blanco, lo que indica que trató de escapar de sus agresores y terminaron por cazarlo.

La escena del crimen se situó en la desviación Huahuaxca, del municipio de Xochiltepec, lugar donde la Fiscalía General del Estado (FGE), inició las investigaciones correspondientes.

En ese lugar los investigadores aseguraron una considerable cantidad de cartuchos percutidos, además de que en la barra de la camioneta del alcalde quedó el cuerpo sin vida de un escolta que presentaba diversas heridas por arma de fuego.

Por la forma en que quedaron los cuerpos, tanto del presidente municipal de Huitzilan y de su escolta, por cómo quedaron los vehículos y los casquillos, se dijo que no fue un robo, más bien una ejecución.

El lunes 15 de enero el fiscal general del estado, Víctor Carranca Bourget, en inusitada conferencia de prensa, informó que el crimen del presidente municipal de Huitzilan había sido esclarecido.

Que dos presuntos homicidas Pablo Daniel y Cristian, habían sido detenidos en el municipio de Chalco, Estado de México, por agentes de la Fiscalía Investigadora de Secuestros y Delitos de Alto Impacto (Fisdai), además de policías de Chalco.

No se dieron detalles de cuál pudo haber sido el móvil del crimen y se dejó entrever que se había tratado de un robo.

Pero nadie se lo creyó

Ni los mismos detenidos.

La medida considerada como “Plan B”, evitó una megamarcha de Antorcha Campesina, en pleno informe de gobierno.

Al final hay dos detenidos de un crimen donde no hay móvil, o éste no quiere ser revelado.

Las investigaciones aún no concluyen.

El fantasma del crimen organizado deambula por Huitzilan y la FGE.

Nos vemos cuando nos veamos.