Mucho se dirá de lo sucedido en el marco del informe de Tony Gali, sobre todo por el incandescente momento político que se vive en Puebla.

De entrada, la presencia de Ricardo Anaya generó innumerables lecturas.

La aparición del precandidato panista en el Auditorio de la Reforma, para muchos fue la señal de un acuerdo entre Tony Gali, Rafael Moreno Valle y Ricardo Anaya para la definición de candidatos.

Sin embargo, mi lectura es que la negociación sigue en el aire.

Pese a la presencia de Anaya en Puebla, los acuerdos parecen seguir en el aire.

La candidatura de Martha Erika parece que es sólo cuestión de tiempo para concretarla; la primera posición en la fórmula al Senado también se nota cuadrada para Tony Gali López, pero todo supeditado a la alcaldía para Lalo Rivera.

La ausencia de Rivera Pérez es un claro ejemplo de que no están cerradas las negociaciones.

Tampoco estuvieron otros personajes clave como Humberto Aguilar, Juan Carlos Mondragón y otros panistas muy cercanos a Anaya.

Por parte de Tony Gali, en su discurso no tuvo empacho en reconocer el apoyo del presidente Peña, las Fuerzas Armadas, Rosario Robles y en particular de Juan Carlos Lastiri.

Otro dato que hace pensar que el acuerdo está en el aire, fue el reconocimiento que el gobernador le hizo a Javier Lozano, quien no sólo desertó del PAN, sino que se ha convertido en el principal crítico de Anaya.

Quienes esperaban un mensaje político de destapes y definiciones, tuvieron que esperar, pero, quienes buscan las lecturas entrelíneas, créanme que hubo para dar y prestar.

El banquete después del informe

Acostumbrados a que después del informe venía la gran fiesta, muchos esperaban ser invitados a Casa Puebla.

Esta vez, ni los gobernadores invitados fueron requeridos a la esperada comida.

Tony Gali decidió comer en la casona de Los Fuertes con su esposa Dinorah, sus tres hijos con familias incluidas, sus nietos.

El tradicional banquete se convirtió en una comida familiar.

Un diputado ladrón

Amparados en el fuero que les deja su condición de diputados, hay algunos que dejan que aflore su espíritu de deslealtad, para atentar contra quién hoy despacha desde la casona de Los Fuertes.

Sabedor de sus excesos, hay un diputado que piensa que sus actividades delictivas no tendrán consecuencia gracias al fuero constitucional.

Sin embargo, el actual legislador local, olvida que su fuero concluye el 14 de septiembre, mientras que el del gobernador termina el primero de diciembre.

En estos dos meses fuera de la impunidad que otorga el fuero, el peso de la ley por un enriquecimiento inexplicable puede caer sobre el legislador que hoy disfruta de los lujos de su nueva mansión.

Ya tendrá tiempo para valorar los lujos de los que hoy disfruta, contrastados con las miserables celdas del penal de San Miguel.

Quienes me distinguen con su diaria lectura, saben a quién me refiero.

Y el diputado, también.