De la República Amorosa de Andrés Manuel López Obrador al archipiélago Gulag del Soviet Supremo hay un nombre: Luis Miguel Barbosa, el senador con licencia que busca ser candidato al gobierno del estado de Puebla por el Movimiento de Regeneración Nacional.
El político originario de la región de Tehuacán que no fue capaz de ganar un solo cargo por la vía del voto es dueño de un lenguaje de fuego capaz de destruir y denigrar sin reparo alguno.
Esa es una característica peligrosa en un hombre que parece encaminado a ser gobernador merced del nivel de posicionamiento de los partidos que lo cobijan en esta elección, sobre todo la marca de Morena y su líder y fundador, Andrés Manuel López Obrador, puntero en todas las encuestas.
En la desenfrenada carrera por adueñarse del discurso antisistémico, este universitario (es licenciado por la Universidad Nacional Autónoma de México) que tejió carrera y trayectoria en los pasillos del poder lanzó un escupitajo a la casa que recién le abrió sus puertas como parte de los resolutivos de su Consejo Universitario.
Según el virtual candidato de Morena, en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla existe una mafia capaz de elegir a Enrique Doger Guerrero, su ex rector y próximo adversario en la contienda nominado por el PRI.
Ocupado como estaba en los pactos que mantuvo con Rafael Moreno Valle en la lucrativa tarea de la gestión de fondos federales para municipios de Puebla, llegó mal y tarde para acomodarse en la retórica de la mafia en el poder que tanto lucro político dejó a su futuro abanderado presidencial.
Prudente, la BUAP dejó pasar el desliz del senador cuya capacidad de interlocución con figuras nacionales nadie pone en duda. La pregunta es ¿con qué cara se presentará a los debates con sus adversarios en los espacios universitarios en donde domina esa mafia de la BUAP que sólo él advirtió detrás de la candidatura de Enrique Doger?
O más aún, ¿si llega a Casa Puebla cuál será la convivencia que la oferta política de Morena tendrá con una universidad que ya tiró tres gobernadores —entre ellos el abuelo del ex mandatario y aliado inconfesable, Moreno Valle Rosas—, por la obstinación política y mano dura en el pasado?
Barbosa Huerta desatendió uno de los principios básicos de convivencia y en consecuencia, un error inadmisible en los hombres del poder. Sólo podría entenderse en un imberbe de la política, generación a la que él mismo dejó hace tiempo.
Con un discurso pendenciero denigró la política y abrió la tercera interrogante: ¿Es Barbosa un peligro para Puebla?