Luis Enrique Tolentino Vargas, el interno identificado como el número uno del narcomenudeo desde el interior del Centro de Reinserción Social (Cereso) de San Miguel, hacia diversas colonias del sur y norte de la ciudad de Puebla, apareció en la historia policiaca el 20 de marzo de 2014, cuando con dos hombres y dos mujeres participaron en el secuestro de un niño de 3 años de edad con problemas motores para caminar.

El día del secuestro del niño fue llevado de su casa al Centro de Rehabilitación Teletón de Poza Rica, Veracruz, por su niñera, Naomi Gutiérrez Rivas, quien para ese momento ya tenía orquestado llevarse al menor e, incluso, ya lo esperaban los integrantes de la banda.

A las 15:30 horas la madre del menor de 3 años de edad recibió la llamada de los secuestradores.

Con ofensas, amenazas de muerte, los plagiarios en voz de uno de sus integrantes le pidió 2 millones de pesos para regresarlo con vida, además de que amenazó con asesinarlo si llegaba a llamar a la policía.

La familia desesperada acudió a la entonces Dirección General de Atención de Delitos de Alto Impacto (DGADAI), a cargo de Fernando Rosales Solís.

Al existir el temor de que los secuestradores privaran de la vida al menor instrumentaron un inmediato operativo para ubicar las llamadas, y tratar de rescatar al niño.

El menor fue ubicado en una casa de seguridad de los maleantes, en el barrio Los Castro, de la población de Tepojaco, del municipio de Tezayuca, Hidalgo, y con apoyo del grupo antisecuestros el menor fue rescatado sano y salvo.

En la casa en cuestión fueron detenidos Naomi Gutiérrez Rivas, sus primos Leonel Martínez Gutiérrez y Mary Carmen Ramírez Gutiérrez, además de Melitón Juan Carlos Martínez González, oriundos de Tezayuca.

Otros detenidos ese mismo día y en la casa de seguridad son Aurelio Aparicio Martínez y Luis Enrique Tolentino Vargas, vecino de Villa Lázaro Cárdenas, pero de origen Chiapaneco.

A Tolentino le aseguraron una escuadra calibre .9 milímetros con un cargador de 8 cartuchos útiles.

De secuestrador a jefe del narcomenudeo

“El Tolentino”, ingresó al Cereso de San Miguel y al paso del tiempo comenzó a traficar con droga al interior del centro penitenciario, y se convirtió en uno de los hombres claves en la distribución de alcaloides, desde el interior hasta diversas colonias de la ciudad de Puebla.

Asociado con otro interno de apodo “El Cachibombo”, detenido también por secuestro, además de Héctor Romero, ingresando por acopio de armas, no sólo están a la cabeza de la distribución de drogas, sino son los artífices de varias ejecuciones.

Son quienes han puesto de cabeza la seguridad en Puebla y junto con otros grupos de narcomenudistas identificados como “Los Michoacanos”, fueron quienes colocaron las últimas narcomantas, que propiciaron reacomodos en el penal de Puebla para quedar como los patrones del narcomenudeo.

Nos vemos cuando nos veamos.