Hace 20 días, justo el primer día de febrero escribí sobre las dudas que generaba la candidatura de Enrique Doger.

Mucho se especulaba sobre una elección pactada, en donde el ex rector se prestaría a hacerle el caldo gordo a Martha Erika Alonso, en una especie de comparsa electoral.

En esa ocasión dije que la única fórmula para confirmar o descartar la hipótesis de la elección pactada, sería con el discurso dogerista.

Insistí que si el priista se atrevía a denunciar y señalar los excesos de Moreno Valle y a ligar la candidatura de Alonso Hidalgo con su esposo, para cargarle todos sus pasivos, pensaría que la aspiración de Doger era en serio.

De ahí que para este columnista, el discurso dogerista representaba un interés especial.

Después de escucharlo, debo reconocer que bajo mi premisa del discurso de la denuncia, el ex rector sí va en serio por la gubernatura.

Con todo en contra, Doger se atrevió y puso el dedo en la llaga.

Cuatro puntos clave dejaron ver que el discurso tiene en Moreno Valle a su principal objetivo:

La herencia familiar del poder.

La Ley Bala y la muerte de un niño.

Los presos y perseguidos políticos.

La deuda millonaria disfrazada.

Sólo le faltó un punto que en otros casos similares ha rendido frutos electoralmente hablando: prometer meter a la cárcel al ex gobernador.

Sin embargo, debo decir que en su primer discurso, Doger mostró que va en serio y sin miedos a tratar de arrebatarle las llaves de Casa Puebla a Moreno Valle y compañía.

Aquí un fragmento de mí citada columna:

Contracara 1 de febrero 2018

“La candidatura de Doger genera una enorme expectación entre los priistas, principalmente los de la capital, donde la estructura del expresidente municipal tiene gran capacidad de movilización.

Sin embargo, pesa sobre la candidatura de Doger los mismos vicios de elecciones pasadas, tales como que la gubernatura ya fue negociada y que al final todos los sectores lo van a dejar solo.

La traición y la simulación rondan sobre la candidatura de Doger, que tendrá que trabajar con los priistas para enterrar estos dos factores que llevaron a la derrota a Javier López Zavala y Blanca Alcalá.

Mucho se puede especular sobre el tema, pero lo único que hablará sobre las verdaderas intenciones de ganar la gubernatura es el discurso del también exrector de la BUAP.

En los próximos días, veremos si Doger es capaz de poner los acentos sobre las íes, o si prefiere nadar de muertito y dejar que las cosas sucedan.

Si bien hay un descontento en contra del presidente Enrique Peña Nieto también lo es la gran molestia que existe contra el exgobernador Rafael Moreno Valle no sólo por su desastroso sexenio sino por querer imponer a su esposa en Casa Puebla.

Doger tendrá que aprovechar esta coyuntura política para ganar votos.  El voto de castigo en contra del morenovallismo juega a favor de Doger, pero tendrá que asumir un discurso de verdadera oposición.

Eso es lo único que puede salvar al PRI de una derrota inminente. Una postura aguerrida y con argumentos que exhiban los abusos del grupo morenovallista y la intentona de reelección por interpósita persona.

Sólo eso prenderá a los priistas que se siente indefensos antes los constantes abusos de morenovallismo como las fotomultas, las obras faraónicas sin utilidad mayor que la decoración, la constante violación de los derechos humanos, entre otros muchos abusos que se cometieron durante el sexenio de Moreno Valle.

 Un discurso de respeto a la mujer, haciendo a un lado su relación marital y que haga diferencia entre el exgobernador y la candidata panista, confirmaría que la elección está arreglada.

 ¿O será que veremos al Doger aguerrido e irónico que se atreva a anunciar cárcel para Moreno Valle?”

Por el momento, Doger inició con la metralleta cargada y lanzando las primeras ráfagas.

Habrá que ver si se mantiene en ese tenor, o si sesga su línea discursiva ante la proximidad de la elección.

¿Se atreverá a prometer cárcel contra Moreno Valle si gana la elección?

 Veremos y diremos.