De aquí al 1 de julio, escucharán con insistencia el número mágico para alcanzar la gubernatura de Puebla.

Con regularidad, los analistas y los operadores de cada partido les dirán que necesitan un millón de votos para ganar.

La realidad es que el millón es un número prácticamente inalcanzable para cualquiera de los tres partidos, salvo que alguno de los candidatos ganara por más de 20 puntos porcentuales, por encima de su más cercano contendiente, lo cual se antoja imposible.

La fórmula del triunfo en muy simple y el número mágico será de 750 mil votos para quien vaya a habitar la casona de Los Fuertes a partir de 2019.

Los números no mienten. Veamos.

Partiendo de la base de que la Lista Nominal es de 3 millones 850 mil votos, podemos calcular que si sufraga el 60 por ciento, con una abstención del 40 por ciento, tenemos que votarán 2 millones 310 mil personas aproximadamente.

A ese número de votantes, mínimo hay que restar 115 mil votos nulos considerando el comportamiento del poblano, pensando un conservador 5 por ciento.

Cuando menos, otros 231 mil votos quedarán divididos entre las filas independientes y los partidos bonsai, con un 10 por ciento del votante.

Así las cosas, entre Martha Erika Alonso, Luis Miguel Barbosa y Enrique Doger, se repartirán un millón 930 mil votos, no hay más.

Suponiendo que uno de los tres logrará el 33 por ciento de los votos totales, obtendría 762 mil 300 votos.

Si el segundo lugar obtuviera el 27 por ciento, sumaría 623 mil 700 sufragios.

Y si el tercero se queda con un 25 por ciento de los votos alcanzaría 577 mil 500 votos.

Así las cosas, el número mágico para ganar las llaves de Casa Puebla está muy lejos del famoso millón de votos, por una simple y sencilla razón, en una elección de tercios como la que veremos el 1 de julio, los votos totales no alcanzan para que uno de los tres se despache con el millón de sufragios.

Suponiendo que uno de los tres caiga dramáticamente, aun así los votos se dividirán entre dos y aunque rondarían los 800 mil, el ganador estaría lejos de las 7 cifras.

Hay que partir de la base que cuando Mario Marín rebasó los 900 mil y se acercó al millón; y cuando Moreno Valle superó por mucho el millón, la elección era entre dos y en ambos casos se derrumbaron sus contrincantes.

Pese al aumento del Padrón Electoral, el próximo habitante de Casa Puebla requiere de 750 mil para ganar.

Y de ahí también deben partir los candidatos a los demás puestos de elección para calcular sus necesidades de votos de acuerdo las listas nominales de sus distritos y municipios.

Y por su parte los partidos, deberán hacer cuentas de su llamado voto duro, de su estructura y de su capacidad de movilización para poder soñar con la gubernatura de Puebla.

Y en el caso de Morena, a rezar para que AMLO no se les caiga y que las ocurrencias y caprichos no los priven de la posibilidad de que la izquierda gobierne por primera vez desde los cerros de Loreto y Guadalupe.

¿Quién juntara esos 750 mil votos?

Los contaremos y diremos.