Más allá del sigilo y la secrecía con la que organizadores han manejado la comida entre Andrés Manuel López Obrador y un nutrido grupo de empresarios poblanos en el hotel Crown Plaza, la pregunta es si el aspirante presidencial conseguirá persuadir a los miembros de un sector difícil y hasta hace poco, convencido de la amenaza comunista.

Cuando ya no es el “cállate chachalaca” o “al diablo las instituciones” del pasado, en el presente es divisa la reiterada versión de que López Obrador forma parte de una nómina de candidatos que reciben apoyos de países como Venezuela, claramente bajo el yugo de regímenes dictatoriales.

Original o no, a principios de esta semana llegó a las manos de este reportero un documento presuntamente firmado por el responsable de la Comisión de Agitación, Comunicación y Propaganda del Partido Socialista Unido de Venezuela, Freddy Gutiérrez, cuya cuenta de Twitter es @Freddygpsuv con un total de 27 mil 506 seguidores, hasta anoche que se terminó esta entrega

El mismo documento fue tuiteado por el ex presidente Felipe Calderón y luego desmentido por el propio dirigente de las juventudes venezolanas, que ciertamente aparece en el buró del partido socialista juventud.psuv.org.ve y que a su vez, tiene una cuenta de Twitter (@juventudPSUV) con 548 mil 595 cuentas.

Según este documento que llegó a manos de un personaje de la escena priista de un político opositor a Nicolás Maduro en Venezuela, la instrucción es formar ejércitos de bots para apoyar a López Obrador (@lopezobrador_), quien cuenta con un total de 3 millones 644 mil seguidores.

Lo mismo debería suceder con Gustavo Petro en Colombia (@petrogustavo) con 2 millones 932 mil seguidores; y Fernando Lugo en Paraguay (@lugo_py), con 15 mil 840 seguidores.

El tres veces candidato presidencial necesitará algo más que la multicitada retórica sobre la mafia en el poder o el PRIAN como eje articulador de la desacreditación de su proyecto alternativo de nación o como instrumento del mal.

La sospecha de que AMLO forma parte de un concierto mundial de los países del ala socialista para hacerse del poder y luego imponer políticas estatizadoras que traigan como fantasmas del pasado la expropiación de la planta productiva. Pesa como loza la percepción de que impondrán criterios populistas o políticos en medio del libre mercado.

La desconfianza en amplios sectores conservadores no ha podido ser despejada y ese es el reto de los alfiles del tabasqueño en Puebla. En preciso subrayar que esta es la primera vez que López Obrador los hombres del capital estarán en la misma mesa. Y eso que históricamente han visto de lejos toda oferta que atente contra sus intereses.