...la Fiscalía le echó una manita

La madrugada del 26 de agosto de 2015 al entrar la familia de Paulina Camargo Limón al departamento de interés social de la unidad habitacional La Margarita de la capital de Puebla, no le concedió demasiada importancia a que un inmueble habitado por dos jóvenes, casi adolescentes, tuviera las sillas del comedor sobre la mesa, en medio de un intenso olor a cloro, como cuando se hace un profundo aseo.

Urgida por encontrar a la joven desaparecida con un periodo de gestación de 18 semanas, quería saber de su paradero, pero nunca lo supo. Han transcurrido 930 días desde ese entonces y el presunto homicida, José María Sosa Álvarez, El Chema, preso en el penal de San Miguel está a punto de obtener su libertad por un principio jurídico: no hay cuerpo del delito. La fecha podría suceder entre el 30 de marzo y el 4 de abril, según estableció el Juez tercero de lo penal.

Los padres de Paulina, María del Rocío Limón Maldonado y Rolando Camargo Muñoz recibieron al reportero en una propiedad en la que la joven desaparecida solía alojar perros callejeros, hasta que se relacionó con un muchacho de su edad, que terminó por recriminarle el embarazo.

María del Rocío porta una playera estampada con el rostro de la hija, con una leyenda convertida en dogma: “Mi corazón correrá hasta encontrarte”.

Cada paso que han dado, con una puntualidad escrupulosa, cuentan por dónde han ido hasta recorrer ríos, cañadas y fosas para hallar a “su hija y nieto”; el año que literal vivieron en la Fiscalía General del Estado en donde “no obtuvimos nada, salvo burlarse de nosotros”, dicen ante un cúmulo de negligencias y omisiones cometidas por el director de la Fiscalía Especializada en Delitos de Alto Impacto (FISDAI), Fernando Rosales Solís, hombre fuerte del titular, Víctor Carrancá Bourget.

Sin adecuadas cadenas de custodia de pruebas encontradas tras meses de investigación, ausencia de voluntad para efectuar reconstrucción de hechos, y menos aseguramiento del inmueble en donde se pudo haber cometido el feminicidio que alertó a la sociedad y colocó al gobierno del ex mandatario Rafael Moreno Valle en el mapa nacional, están convencidos de que Chema orquestó todo con una frialdad que asombra.

El jueves 15 magistrados de Segundo Tribunal Colegiado en Materia Penal ratificaron un amparo contra los delitos de homicidio y aborto al considerar que el video en donde se observa a la pareja abordar un taxi, fue obtenido en forma ilegal; que el hallazgo de una mancha de sangre en el departamento, se hizo sin una orden de cateo; y que la confesión se obtuvo mediante tortura.

Un perfil psicológico y criminológico del presunto homicida y padre del bebé que Paulina Camargo llevaba en el vientre establece que es una persona con un bajo nivel de tolerancia, inseguro, egocéntrico y agresivo con problemas para relacionarse.

Una investigación adicional lo coloca como miembro de una familia de la zona de Los Tuxtlas, en el sur de Veracruz, con vínculos con grupos delincuenciales.

En el penal de San Miguel duerme en un área particular: la zona ‘P’ en donde viven los ‘padrinos’ protectores de reos con capacidad para pagar por comida caliente; ostenta ropa de marca, reloj y joyas. Nadie lo molesta. Cálculos del interior del reclusorio establecen que la cuota es de 5 mil pesos mensuales. “Vive como una princesa”, dice la madre de la víctima.

Hay indicios que sugieren pertenecer a un grupo sádico que se dedica a seducir jovencitas y luego exhibirlas en medios de comunicación digitales de la comunidad, caracterizada por denigrar y menospreciar al género femenino.

El entorno del individuo es violento y sin embargo, ha sido incapaz de sostener la mirada ante la presencia de la madre de la víctima, en las diversas audiencias en los juzgados, a grado de pedir a su abogado defensor su retiro de la sala. ¡Ah, yo como madre de la víctima incomodo al asesino!, ironiza.

La madre de la joven desaparecida tiene sobre sus ojos tres gruesas libretas llenas de apuntes. Ha desarrollado un olfato y aguzado la mirada para encontrar indicios del crimen. Una a una, las llamadas que salieron de dos teléfonos móviles del presunto victimario están en esas bitácoras: Tabasco, Veracruz, Tijuana, Tlaxcala, Guerrero, estados marcados por el fenómeno de la trata.

El departamento de La Margarita fue aseado la misma noche del crimen. El olor a cloro era evidente, para desaparecer cualquier rastro que sin embargo, no escapa a una lámpara sorda —luz negra—, la mancha de sangre que correspondía a dos perfiles genéticos, el de Paulina y el de un niño, el bebé nonato que tampoco aparece. “Mi esperanza es grande (...) para encontrar a mi hija y mi nieto”, dice María del Rocío, sin asomo de duda.

Ambos expresan la certeza de que transcurridos los próximos 15 días de plazo, obtendrán la ratificación del auto de formal prisión y condena en contra de Chema, el hombre que mintió hasta para decir que había dejado abordar un taxi a Paulina aquel 25 de agosto de 2015, aún a sabiendas que el último punto en donde estuvo la víctima fue en el departamento que ahora tiene nuevo rostro, piso diferente y nuevos inquilinos.