A Don Gabriel

Sánchez Andraka

 

Enrique Cárdenas de la Peña en su magna obra: “Morelos”, acude para justificar sus hipótesis a Troeltsch y a Dilthey.

El primero afirma: “Que el análisis total del individuo solamente puede entenderse dentro de una totalidad mayor, de una familia, de un linaje, de una clase, de una época, de una situación espiritual general y, a fin de cuentas, de una relación humana”.

Del segundo: Dilthey, influyente en la pedagogía mexicana de antes de los ochenta del siglo pasado; tomo, de todas sus tesis, las más justas para justificar la Guerra de Independencia.

El Dilthey, afirma que en los grandes acontecimientos históricos operan dos fuerzas.

Una, la que exige satisfacciones a sus necesidades más apremiantes, interpretadas por personajes destacados. Los anhelos de esta fuerza se convierten en direcciones positivas, nacidas del pasado para forjar el futuro al propagar sus acciones tendientes a la mejoría material e intelectual.

La otra fuerza, operante, ejerce la voluntad de poderío y la inclinación para oprimir a los demás.

José María Morelos, es la mega hoguera que desde Guerrero, Puebla, Oaxaca, Estado de México y Veracruz hace crecer su luminosidad o intensidad bélica alimentadas por los miembros de las castas sometidas a esclavitud, representa a la primera fuerza definida por Dilthey.

A su lado incorpora a idealistas también combatientes como Mariano Antonio Matamoros Guridi que llegó a ser su brazo derecho.

Las dos figuras, cabalgan al lado de decenas de sus pares, conduciendo a la vez a miles de indios, mestizos, zambos, negros, mulatos, saltapatrás; todos ellos, miembros de las castas más despreciadas.

Los actos guerreros de Mariano Antonio Matamoros Guridi, dentro de la estrategia dictada por Morelos bajo las circunstancias, lo conducen del curato de Jantetelco con 700 seguidores a Izúcar.

A estar en el sitio de Cuautla, donde rompe el sitio saliendo por bastimentos aunque fracasó en regresar al mismo.

Derrotará al italiano Dambrini con su tropa guatemalteca, consolidará su fama de ser organizado al aniquilar al privilegiado por la fama: Batallón de Asturias entre tantas acciones donde estuvo mandando, obedeciendo, o apoyando.

Mientras los incendios independentistas nacen, crecen, se reproducen y mueren, desde los cupulares desde el 1808 realizados por los que ejercen el poder en nombre del rey, hasta el de 1810-1821 alimentado con las vidas de cientos de miles de los descastados novohispanos, el mundo occidental ha seguido su camino normal:

A).- Han proseguido las luchas entre los reyes y papas de la cristiandad, por los valores metálicos, no por los religiosos, ni mucho menos por los espirituales. En España la dominadora de América, tiene siglos el conflicto, pues a la hacienda real no llegan las monedas que le envían a Roma sus obispos que se allegan anualmente 350 millones de reales, extraídos de 3148 localidades que tienen totalmente bajo su jurisdicción en el fin del siglo XVIII.

B).- Las 13 Colonias Inglesas de América bajo una guerra cruenta, se liberan de su patria antigua: Inglaterra; quedando como prototipo social en occidente al crear la figura federal. Tan influyente fue en nuestro movimiento como país independiente, que su Constitución Federal era repartida como propaganda por Morelos, y copiada en parte por los hacedores de Las Actas Constitucionales 1821-1823.

Ellos, el “pueblo libre de América”; hizo la primera revolución social del planeta. La francesa será la segunda.

C).- España vecina de Francia –su nobleza-, ve con espanto “como le bajan la cabeza al rey, a María Antonieta” (Germán Arciniegas. Un soldado de la gleba, sin casta alguna, ahora Emperador Napoleón invade España. Quita al rey. Pone a otro; a su hermano José apodado Pepe Botella, desapareciendo los poderes dados a virreyes, gobernadores, auditores miembros de la casta parásita peninsular.

Esta invasión francesa a la península ibérica, deja a las colonias sin obedecer a nadie. Virreyes, gobernadores o enviados no tienen origen legal, ni menos legítimo, pues en la capital del Imperio manda un ajeno al cual en pueblo sin líderes reales, nobles o religiosos, lucha aldea por aldea, pueblo por pueblo, ciudad por ciudad contra las tropas disciplinadas invasoras calle por calle, casa por casa, pared por pared.

Esta defensa de las Matrias aragonesas, gallegas, asturianas, catalanas, vascas, castellanas, se convierten en la heroicidad en la Defensa de la Patria. España atrasada en comparación al resto de Europa, romperá con el pasado absoluto, después de despedir desde sus fronteras a los napoleónicos ejércitos enviados por el Gran Corso.

Que después la imbecilidad, la ingratitud, la locura de Fernando VII, someta a su pueblo por un triunfo al pasado reciente, será por poco tiempo, pues su vasto imperium será desmoronado por líderes sociales como Hidalgo, Allende, Aldama, Abasolo, los Galeana, Morelos, Matamoros, Guerrero, entre algunos.