Con tonos grises y lugares comunes, dimes y diretes gastados, sin imaginación ni las grandes revelaciones que tiran candidaturas y estremecen a los electores, las campañas de los abanderados legislativos federales han comenzado en Puebla sin emocionar y sin distraer, lo que tiene una lógica, la atención de quienes observan con interés la contienda por la Presidencia de la República.

Extrañamente, en el cuartel del Partido Acción Nacional (PAN), es el candidato de segunda fórmula al Senado de la República, Mario Riestra Piña, quien desde el primer día puso, en el tema de propaganda, toda la carne al asador con espectaculares y promoción en redes sociales y medios.

Y es raro, porque se ha puesto por encima y por momentos ignorando a su compañera de primera fórmula en la alianza Por Puebla al Frente (PAN-PRD-MC), Nadia Navarro Acevedo, quien está borrada de la promoción del panista, además de que está ausente en todos los escenarios.

Hay que recordar que si esos candidatos no consiguen el primero de la votación y quedan en segundo sitio, Riestra estaría fuera de la Cámara Alta y solamente llegaría a un escaño la hija de Carlos Navarro Corro, líder de Pacto Social de Integración (PSI), a quien visto está que el morenovallismo le debe mucho, al grado de privilegiar a la también ex directora del Instituto Poblano de la Mujer (IPM) en la contienda.

También en el tema de las acusaciones contra sus adversarios, es Mario quien ha salido a enfrentar al candidato de Juntos Haremos Historia (Morena-PT-PES), Alejandro Armenta Mier, pero todavía sin golpes precisos, los que, dicho sea de paso, tampoco ha recibido del ex priista.

Para que algún brillo tuvieran los abanderados federales de AN, hubo necesidad de que esta semana llegara la gira del candidato presidencial de Por México al Frente, Ricardo Anaya Cortés, quien sin embargo equivocó la línea discursiva.

El queretano acusó que el Movimiento Regeneración Nacional (Morena) está infiltrado por el ex gobernador Mario Marín Torres, por la cercanía que en el pasado tuvo Armenta con él, así como algunos candidatos a diputados federales y porque es padrino de boda de la aspirante en segunda fórmula al Senado por el partido lopezobradorista, Nancy de la Sierra.

El caso Lydia Cacho, que es el estigma de Marín, está tan lejano ya en el tiempo que muchos de los poblanos que votarán por primera vez este 1 de julio, eran infantes cuando ocurrió.

En la pasada contienda federal de 2015, ese argumento contra los priistas resultó pólvora mojada, sin el efecto deseado por los panistas.

Es de esperarse que vengan en ascenso la intensidad y enfrentamientos entre los candidatos a una posición legislativa federal (diputados y senadores) con el avance de las campañas de 90 días, pero por lo visto, todos o la mayoría, han salido a reconocer apenas el terreno y a medir, a la precavida distancia, a sus oponentes.