La imagen de un diputado, federal o local, es sinónimo de un personaje flojo que cobra mucho y trabaja poco. En el imaginario colectivo, son quienes sólo acuden a las sesiones a dormirse. Y la percepción tiene mucho de verdad.

Le cuento que en Puebla, de los 12 meses del año, nuestros flamantes diputados gozan de un “receso legislativo” de seis. Sí, leyó usted bien, de la mitad del año. Pero la cosa no termina ahí, de las 26 semanas que sí laboran, sólo asisten a las sesiones del pleno una vez a la semana, aunque claro existen la excepciones y quienes se dan el lujo de tener “inasistencias justificadas”.

Y esto viene a cuento porque a punto de terminar la actual legislatura los diputados que quedaron en el Congreso tuvieron la puntada de rechazar una iniciativa que pretendía eliminar el sistema de recesos legislativos.

La propuesta presentada en diciembre del año pasado, consideraba que sólo hubiera un “receso” y por lo tanto los legisladores tendrían que asistir todo el año a trabajar y desquitar los 60 mil pesos que ganan de sueldo más las compensaciones.

Pero los legisladores no quisieron verse mala onda con los nuevos y prefirieron mantener su privilegiado sistema de vacaciones pagadas, el próximo viernes aprobarán en el pleno del Congreso que sus sucesores cuenten con tres periodos ordinarios de sesiones, como actualmente está establecido, pero con una ligera diferencia.

Uno de estos periodos será de tres meses, mientras que los otros dos continuarán, como hasta hoy, de 60 días. De esta forma trabajarán 7 meses y descansarán 5.

De acuerdo con la propuesta, los recesos –o vacaciones– serán del 16 de marzo de al 14 de mayo, del 16 de julio al 14 de septiembre, y del 16 de diciembre al 14 de enero, es decir tendrán 150 días sin ir a sus oficinas ni rendir cuentas de lo que hacen.

Habrá que recordar que muchos diputados hacen de todo con tal de no ir a trabajar, incluso llegan a la ilegalidad o a los absurdos de inventar que sesionaron en comisiones como ocurrió el 19 de septiembre del año pasado con la Comisión de Protección Civil, cuando la presidenta Sara Camelia Chilaca inventó actas y votaciones.

Por cierto, la sesión fue borrada de la página, pero les faltó de eliminar un detalle: en la supuesta sesión que hubo en octubre, los diputados de dicha comisión aprobaron el acta de otra que nunca existió.