Algo sucede en San Martín Texmelucan que el edil Rafael Núñez Ramírez se resiste a ver con la seriedad del caso. Desde hace días circulan en mensajes de WhatsApp intimidatorios que anticipan limpias.

Unos son atribuidos al Cártel de Jalisco Nueva Generación o grupos pandilleriles locales. La guerra que anticipan a través de redes sociales consiguió su primer propósito: infundir miedo.

De acuerdo con los envíos de los que nadie ha podido encontrar el origen, alertan de batallas inminentes, lo que ya generó que la gente prefiera guardarse antes de ser víctima de una confrontación armada.

Hay uno en particular que fue recibido en teléfonos celulares de comerciantes del centro de la ciudad que dice “Moyotzingo cuna de ratas”. La redacción es de iletrados pero no deja lugar a dudas e incluso sugiere “si alguien sabe de un secuestrador o extorsionador agréguenlo a este msj”.

El efecto inmediato de la discusión masiva de la campaña  lanzada desde un sitio aún inexplorado ya tuvo efectos en la vida cotidiana de los texmeluquenses: paralización de la economía, cierre anticipado de comercios, y sobre todo miedo.

Asalto a mano armada, robo de vehículos, extorsiones y amenazas. Son los mismos escenarios que se han producido en otras ciudades sacudidas por la violencia.

La etapa inaugural del reguero de sangre provocado por la ambición huachicolera tiene una fecha precisa en el calendario 3 de mayo de 2017, Día de la Santa Cruz, ocasión en que los trabajadores de la construcción celebran en grande.

Fue el día en que un grupo de huachicoleros enfrentó en Palmarito Tochapan al Ejército con una decena de muertos, de entre los que destaca la escena en la que un soldado ejecuta a un civil desarmado.

Esa fue la fecha en la que el crimen mudó a otro escenario: Texmelucan como sitio para las operaciones delictivas de grupos organizados que ahora alarman a su población, en una tierra sin ley.