En medio del inexplicable letargo tricolor, los priistas de Puebla por fin aparecieron para poner sobre la mesa una serie de propuestas para la zona metropolitana.

Esta vez el convocante fue Juan Carlos Lastiri, acompañado de Guillermo Deloya y los candidatos a diputados locales, quienes fueron mudos testigos de las propuestas, al no poder declarar abiertamente ante los medios, por las limitaciones de la Ley Electoral.

De todas las propuestas presentadas es una la que impacta ante el ciudadano de Puebla: la revocación de la concesión del agua potable.

Todo lo demás puede ser importante, pero lo que electoralmente trasciende es que los poblanos escuchen lo que querían desde que llegó a nuestro estado la inefable empresa Agua de Puebla.

Por increíble que parezca, en el PRI no se enteraban que los ciudadanos son sumamente predecibles y que no se necesitaba ser adivino para descubrir que uno de los puntos neurálgicos era el del agua.

Los poblanos hemos sido robados, ultrajados, sobajados y escupidos por una empresa que vino a hacer el negocio de su vida aprovechándose de la complicidad del ex gobernador, golpeando el bolsillo de todos nosotros.

Ante la importancia que representa ser víctima de esos abusos sin poder hacer absolutamente nada para impedirlo, los poblanos pedían a gritos que alguien tomara esa bandera.

Lastiri levantó la mano y unas horas después también se sumó Alejandro Armenta de Morena, buscando retomar la agenda que les ganó en esta ocasión el priista.

Independientemente de la autoría o paternidad de esta iniciativa, lo importante es que la concesión de agua está en la agenda de la campaña y eso nos hace pensar que los tiempos de Agua de Puebla pueden estar contados.

Al final, habrá que ver qué dicen al respecto los candidatos del PAN, porque defender la concesión morenovallista les puede costar muchos votos.

Seguramente así como el avión presidencial que no tiene ni Trun, el tema del agua será un tema en el debate por la gubernatura.

 Ya lo verán.

Puebla clave para Anaya y López Obrador

Puebla se ha convertido en una plaza clave para dos candidatos a la presidencia de la República: Ricardo Anaya Cortés y Andrés Manuel López Obrador.

Ambos tienen programadas al menos cinco visitas al estado para tratar de obtener votos no sólo para su causa, sino para hacer ganar a sus candidatos a gobernador.

Ricardo Anaya hará este miércoles la segunda visita como candidato a la presidencia antes de que inicien las campañas a nivel local, estará en San Martín, Tepeaca, Atlixco, San Andrés y la capital.

Sin embargo no recibirá buenas noticias, no sólo por los cerrados números de algunas encuestas, sino porque a partir del domingo, se van a fracturar en el proceso local los partidos que forman “Por Puebla al Frente”, ya que cada quien está jalando por su lado, y si bien en 2013 la orden fue que se reforzara a Pacto Social de Integración, ahora fue que los gallos fuertes compitan por los colores de Compromiso por Puebla.

Ricardo Anaya no puede recomponer ya la situación; sin embargo, tratará de lograr la unidad en torno a él después de su esperanzadora participación en el debate del pasado domingo.

Mientras tanto, Andrés Manuel López Obrador se prepara para estar el 30 de abril y 1 de mayo recorriendo diversos puntos del estado. Todos en Morena apuestan a que su presencia refuerce las candidaturas locales y que con su Sensei en Puebla cerrarán la elección con el grupo morenovallista.

Su lectura es que Andrés Manuel salió casi ileso del debate y que como en Puebla ya una vez ganó la elección, las condiciones se les están dando para hacerse de las llaves de Casa Puebla y también convertirse en primera fuerza política.

Habrá que seguir de cerca las dos visitas y medir el impacto de cada candidato de cara a la elección presidencial para saber quién le dio más a sus huestes.

¿Quién de los dos le dará más a sus candidatos en Puebla?

Veremos y diremos.