Para estudiar perfiles, capacidades y personalidades de cada uno de los tres principales aspirantes se requiere ir más allá de un currículum académico o profesional; más allá de sus ideologías y convicciones; y más allá de sus ligas y ambiciones personales; hay que internarse hasta su hipotálamo desde donde saldrán las decisiones más importantes en caso de convertirse en gobernadores.

Entrar ahí resulta muy complejo si consideramos que los hombres y mujeres de poder, prefieren tomar decisiones en su “íntima intimidad”.

Pensando en Luis Miguel Barbosa, quienes lo conocen, hablan de un personaje unilateral, con actitudes soberbias y fuertes cargas machistas.

Debo decir que al igual que a Martha Erika, sólo un encuentro con el abanderado de Morena me impide tener mayor certeza del dicho de quienes me confían la personalidad de Luis Miguel Barbosa.

Sin embargo, las coincidencias de quienes han convivido con el candidato, me llevan a pensar que —en caso de triunfo— será siempre él quien decida desde su oficina de gobierno, sin que el consenso sea opción para su potencial gobierno.

Dentro del mismo equipo de campaña, hay quienes aseguran que no hay decisión, ni orden, ni voz, que no provenga de manera directa del candidato.

A nivel nacional se le reconocen sus dotes de buen cabildeador, las que de aparecer, podrían llevar a buen rumbo su proyecto de gobierno; aunque hasta este momento parece haberlas dejado olvidadas en algún cajón de su oficina en el Senado.

Por su parte, Martha Erika Alonso genera más dudas que certezas sobre su enigmática personalidad.

Ayer que arrancaron las campañas, muchos poblanos se hacen la misma pregunta:

De ganar la elección, ¿quién gobernará Puebla?

Partiendo de la base de que todos conocemos la personalidad autoritaria de Moreno Valle y considerando que él es quien la convirtió en candidata y hoy coordina su campaña para hacerla gobernadora, lo más natural es pensar que será Rafael quien tome las riendas de Casa Puebla.

Sin embargo, desde que fue gobernador, muchos aseguran que la única con el carácter y la fuerza para oponerse a los caprichos del nieto del general era Martha Erika.

Y no lo digo yo, lo dicen los que lo vieron, que cuando Martha alzaba la voz, Rafael sólo asentía.

Bajo esa lógica, hay quienes aseguran que quien tomará e, incluso, ya ha tomado las decisiones de su campaña es la propia candidata.

Francamente, conociendo las formas, modos y reacciones de Rafael parece imposible, aunque la posibilidad de que sea su esposa la horma de sus zapatos existe y confirmaría una regla muy de nosotros los mexicanos. 

La última palabra la tienen los esposos: “Lo que tú digas, mi amor”.

Y terminando con Enrique Doger, hay que citar que aunque es el más conocido de todos, la realidad es que su intimidad está llena de mitos y realidades. Es más, resulta casi imposible saber qué es mito y qué realidad.

Hay quienes sostienen que su vulnerabilidad es su complicada —para muchos y muchas bochornosa— vida privada.

Sin embargo, el hecho de no ocultarla lo ha revestido de un teflón del que todo ataque se resbala.

De Doger se dice que es un maestro de la intriga. Le gusta desatar intrigas al interior de su equipo para confirmar lealtades y deslealtades. No es casual que se diga que no confía ni en su sombra.

Dentro de sus ventajas destaca que los poblanos lo conocemos perfectamente cómo hombre de poder y tanto en su etapa de rector, como de alcalde, nos dio una idea clara de cómo gusta gobernar.

Es de los tres, el más mediático y el que mejor los explota como buen polemista. Sin embargo, su adicción a los medios lo llevó a contraponerse, cuando se convirtió en dueño de uno de ellos para intentar litigar sus temas de comunicación desde dentro.

Sin duda, el más beneficiado de los 3 debates propuestos hubiese sido Enrique Doger, quien podría recuperar distancia en cada uno de esos encuentros. Era lógico que no le darían ese escaparate.

Saber cómo toma decisiones Doger no es un secreto para los poblanos, tiene un equipo compacto, sondea con amigos y enemigos, decide en solitario y ejecuta cuando nadie lo espera.

Es el clásico hombre de poder a la vieja usanza.

Bajo estas premisas que arrojan estas tres distintas personalidades, arrancó la campaña política más interesante en la historia política moderna de Puebla.

Lo que es un hecho irrefutable, es que la del 1 de julio en Puebla será una elección de pronóstico reservado.

Que corran las apuestas.