El priismo poblano no aprende. El tiempo avanza y ni Doger logró unificar el fracturado partido que perdió por primera ocasión en las elecciones de 2010.
Ocho años transcurrieron de aquella debacle priista. En esa vez la derrota fue multifactorial, sin embargo, lo que más influyó en la pérdida de poder fue la división partidista, la simulación, la indisciplina y el mercantilismo del voto.
Ese escenario ha permanecido durante estos ocho años. En las elecciones de julio próximo las esperanzas estaban puestas en la figura de Enrique Doger, sin embargo, en los primeros días de campaña se ve un personaje reactivo y de bajo perfil.
Y lo grave no hay planeación ni estratégica que unifique todos los esfuerzos para venderse mejor ante el electorado. Para muestra un botón, ayer Día Internacional del Trabajo.
Doger se dejó apapachar por la CTM en Lara Grajales. Mientras los candidatos al Senado estuvieron en Tecamachalco, en un evento proselitista a favor de la candidata del Partido Revolucionario Institucional (PRI) a la diputación federal por el Distrito 14, Maritza Marín Marcelo.
En ese acto, estuvieron el presidente del Comité Directivo Estatal (CDE), Jorge Estefan Chidiac, los candidatos al Senado de la República, en primera fórmula, Juan Carlos Lastiri Quirós; a la diputación local, Andrés Villegas; a la presidencia municipal, Mariano Cruz, y la suplente a diputada federal, Sandra Sánchez.
Por lo que se ve, cada quien jala por su lado, no tienen coordinación y mucho menos planeación estratégica primero para impulsar a la base tricolor y luego para mostrar unidad y fuerza ante los electores. Desgraciadamente para el PRI estos factores están lejos de concretarse y la cuenta regresiva para la elección está en marcha.
El equipo de Doger tendrá que replantear el arranque de la campaña con miras a escalar posiciones en las encuestas, donde Doger sigue estancado en el tercer lugar, al igual que su candidato presidencial.
Por donde se le busque, el divisionismo, la simulación y golpeteo bajo la mesa persiste entre el priismo y la dirigencia nacional y estatal hacen poco o nada por robustecer al alicaído PRI.
Hasta el momento cada quien sale por su lado a buscar el voto ciudadano. El PRI muestra división y así no se puede aspirar a ganar.
Ojalá que la visita de su candidato presidencial Meade a Puebla unifique al PRI, erradique la simulación y el golpeteo interno. La situación no es fácil, pero si no cambian la derrota la tienen asegurada.
Veremos y diremos.