Quienes piensan que el PRI de Puebla ganó con la designación de Jorge Estefan como integrante del Comité Ejecutivo Nacional y que de ahí vendrán buenas cosas para su causa en esta campaña, lamento decirles que están totalmente equivocados.

Cuando el viernes por la tarde se hizo público el nombramiento de Jorge Estefan Chidiac como secretario de Acción Política del CEN del PRI, de inmediato creció la versión sobre el arribo de Javier Casique al CDE en Puebla, lo que implica que el candidato a gobernador Enrique Doger adquiere el control total de su partido, a 7 semanas de la elección.

Para bien o para mal, el ex rector de la BUAP ya no tendrá un solo pretexto para justificar su nula presencia en la contienda electoral de Puebla.

Salvo algunas ruedas de prensa y los eventos con el candidato presidencial José Antonio Meade, la realidad es que Doger es el más gris de los candidatos priistas en toda su historia, incluidos los dos últimos perdedores.

Javier Casique es el más eficiente operador político del dogerismo y su eventual llegada al PRI le puede dar oxígeno a la campaña.

Lamentablemente, la estampida tricolor se dio desde hace varios meses, y la recomposición, sin estructura y con Doger montado en los recursos, hace imposible que resucite su aspiración de gobernar Puebla.

Si bien es cierto, la llegada a la Secretaría de Acción Política del Comité Ejecutivo Nacional del PRI por parte de Estefan haría pensar que Puebla tendrá un empuje especial en la etapa final de la campaña, la realidad es que no pueden pecar de inocentes los priistas, sabiendo que Estefan se olvidó del propio priismo estando aquí en Puebla.

Para nadie es un secreto que el presidente estatal del PRI no pisó las oficinas de su partido en los últimos seis meses.

Si eso hizo siendo el líder estatal, ¿qué les espera ahora que va a operar desde la CDMX?

Lo que es un hecho, es que para Estefan será más sencillo operar desde las oficinas centrales del PRI, mientras espera  cómodamente a que los números le permitan ser senador por la vía plurinominal.

Y mientras tanto, que la tropa tricolor en Puebla se las arregle como pueda.

Son los nuevos tiempos del PRI.