El relevo en la presidencia del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del PRI, que entraña un obvio golpe de timón, parece llegar muy tarde como para ganar la Presidencia de la República y evidencia el fracaso de la estrategia inicial de darle un énfasis “ciudadano” a ese partido, lo que definió a su candidato, José Antonio Meade Kuribreña.

El arribo del senador con licencia y ex gobernador de Guerrero, René Juárez Cisneros, a la dirigencia muestra de que el tricolor y Los Pinos han optado por ir con la artillería pesada, con un operador de mucha experiencia, un priista de cepa y con muchas mañas, las que no tenía el anterior dirigente, Enrique Ochoa Reza.

En el ánimo de los militantes significa una bocanada de aire puro, en momentos en los que más se necesita.

Pareciera que en la oficina de Enrique Peña Nieto se han dado cuenta de que incluso el voto duro del Partido Revolucionario Institucional (PRI) estaba alicaído y con dudas.

El efecto dominó de este cambio pegó directamente a Puebla, pues con la designación de Jorge Estefan Chidiac como secretario de Operación Política del CEN, ahora la dirigencia estatal está completamente en manos del dogerismo, con el arribo a la presidencia del Comité Directivo Estatal (CDE) de Javier Casique, el hombre de todas las confianzas del candidato a la gubernatura, Enrique Doger Guerrero.

Este relevo nacional de emergencia coincide con el momento más complicado para el tricolor en la contienda federal, no solamente de la Presidencia, sino también de las elecciones legislativas, en que comienza a tomar fuerza la versión de que la independiente Margarita Zavala dejará la contienda por la Presidencia, para ayudar al candidato de Por México al Frente (PAN-PRD-MC), el panista Ricardo Anaya Cortés, a recuperar terreno frente al puntero Andrés Manuel López Obrador, de Juntos Haremos Historia (Morena-PT-PES).

La declinación o abandono de la esposa del ex presidente Felipe Calderón en la carrera por Los Pinos le redituaría directamente a Anaya, a quien le estaba quitando una buena cantidad de potenciales votos.

Este es el escenario que enfrenta René Juárez, quien está acostumbrado a contiendas muy, pero muy complicadas, como la que en 1999 ganó al entonces perredista Félix Salgado Macedonio, El Toro sin Cerca, que le pisó los talones en esa contienda.

El famoso Negro Juárez, como le dicen sus cercanos, es un político fajador que no se complica ni se asusta ante los adversarios.

De paso, hay que decir que conoce bien el caso de Puebla, pues fue recientemente responsable electoral de la Cuarta Circunscripción, que incluye a nuestro estado.

Si bien, su llegada y una extraordinaria nueva estrategia podría ser que no le alcancen a Meade para recuperar terreno, hay que recordar que la Presidencial no es la única posición en juego para el próximo 1 de julio.

Su nombramiento puede esconder la posibilidad de ir, aun perdiendo Los Pinos, por la mayor cantidad de triunfos en el proceso electoral legislativo, en que están en competencia 300 distritos de mayoría relativa y 64 senadurías por la misma vía, más las que se sumen de primera minoría y plurinominales.

De lo perdido, lo que se rescate, ya sería un buen saldo para el nuevo presidente nacional priista.