Los candidatos a diputados, local y federal, del Movimiento Regeneración Nacional (Morena), Emilio Maurer Espinosa por el Distrito 11 y Alejandro Carvajal Hidalgo por el Distrito 6, respectivamente, se han topado con pared en el nororiente de la capital, en donde les están comiendo el mandado las abanderadas del Partido Revolucionario Institucional (PRI), líderes del Movimiento Antorchista, por las mismas demarcaciones.

Estos morenistas caen en el mismo pecado de muchos de sus correligionarios, de querer hacer campaña solamente con conferencias de prensa y desde las redes sociales, pero sin ir a ras de suelo, en una de las zonas de Puebla capital, en donde hay mucha pobreza y, tradicionalmente, las curules se ganan yendo de casa en casa.

Los comentarios alrededor de las campañas de Maurer, ex perredista y en otra época dueño del glorioso equipo Puebla F.C., y Carvajal, heredero de la franquicia de El Barzón poblano, es que “no van al distrito y no saben cómo pedir el voto”.

De ahí que en el terreno de la operación real, la aparente ventaja favorezca hasta ahora a las antorchistas Soraya Córdova Morán, que busca la curul federal por el Distrito 6, y Rosario Sánchez, quien va por el Distrito 11 local.

Además de que en esa zona de la ciudad hay muchas colonias con huestes añejas del antorchismo, las dos candidatas priistas se han dado a la tarea de gastar suela y tapizar con sus imágenes en lonas, las casas de esa demarcación.

Hace unos días, en San Miguel Espejo, en uno de los pocos recorridos que han realizado los abanderados del lopezobradorismo, Maurer —muy a su estilo—, llamó “pinche vieja loca” a una mujer que le cuestionó sus propuestas.

Por el malestar de la gente, los candidatos tuvieron que salir por piernas, entre los reproches por el desplante misógino, el sábado 5 de mayo.

Maurer y Carvajal se ciñen al guión de otros candidatos de la alianza Juntos Haremos Historia, de confiarse en la popularidad de su candidato presidencial, Andrés Manuel López Obrador.

Van sobre sus hombros y buscan que el tabasqueño los arrastre al Congreso local y a San Lázaro.

En contraposición, las antorchistas Soraya Córdova y Rosario Sánchez cuentan con una estructura que está permeando en las 226 colonias de la zona.

A pesar de las dudas que siempre e inevitablemente genera Antorcha en muchas personas, el discurso de ambas genera simpatías.

Soraya, quien llegaría por segunda vez a una curul federal, aunque antes lo hizo por la vía plurinominal, tiene como eje discursivo que “hay que legislar, pero sobre todo hay que hacer que esas leyes se concreten en la ciudadanía, que el derecho a la educación, la gente la vea reflejada en las aulas para sus hijos en las escuelas; que el derecho a la vida digna se materialice en redes de agua potable, drenaje, casas de la cultura o unidades deportivas” y un largo etcétera, que los antorchistas tienen bien aprendido a lo largo de los años.

Además, Córdova Morán tiene una sólida tarjeta de presentación a su favor: cuando fue diputada federal en la LXII Legislatura, consiguió bajar 2 mil 200 millones de pesos de recursos federales para obras.

Está ahí, en esa zona, posiblemente evidenciándose el antídoto que los priistas anhelan para derrotar la ola morenista.

Veremos y diremos.