Así como con la segunda vuelta electoral, que tanto bien le haría a México, los debates también deberían tener un filtro para excluir a quienes no tienen ni la capacidad, ni la preparación para confrontar ideas, proyectos o para denunciar y cuestionar.

Sin entrar en la controversia del tema de género, ayer era evidente que el oficio y la experiencia de Juan Carlos Lastiri y Alejandro Armenta los colocaban en una liga distinta.

Con todos los negativos que pueda darles a ambos su historial priista, la realidad es que no se puede dejar a un lado la formación política de ambos personajes.

Emanados de la misma cuna, hoy Armenta denosta lo que tanto defendió; y ensalza lo que siempre criticó. Pero gracias al oficio y a su habilidad, libra los ataques, también respaldado por el mágico halo lopezobradorista.

Por su parte, Lastiri muestra que técnicamente tiene lo que ningún otro candidato. Exhibe un mayor conocimiento de los temas nacionales, con los que sus propuestas parecen de mayor fondo. Para su mala fortuna, padece lo que Meade, Doger y muchos otros priistas, la marca les quita lo ganado en lo individual.

Y aunque en lo electoral el debate de ayer difícilmente tendrá mayores repercusiones, el PAN pagó el costo de tratar de convertir a los sargentos en generales. Nadia Navarro aún no está preparada para un cargo federal de las dimensiones de una senadora, y sus limitaciones y carencias discursivas.

Por ser primera en la fórmula, muy probablemente sea senadora, más por la fortuna del género, que por lo mostrado en este encuentro de candidatos.

Seguramente lo que más recordaremos de Nadia es la frase de: “No seré una Barbosa en el Senado” con la foto del candidato durmiendo en su silla legislativa.

Pasando al Verde, los titubeos, los errores y su mal de manejo del tiempo de la candidata Geraldine González me sorprendieron, sobre todo porque es una comunicadora de carrera y una mujer que durante más de cuatro años supo lo que es debatir y cuestionar desde la tribuna. Francamente esperaba mucho más firmeza y contundencia de una mujer que como diputada ha sido crítica y congruente.

Ya de la candidata de Nueva Alianza mejor ni hablamos. De pena ajena la maestra Chalini.

Pero del debate de ayer, no se podía esperar más; es lo que hay.

Cierran filas Martha Erika y Lalo Rivera

En la parte final de la campaña, la estrategia de Martha Erika Alonso y Eduardo Rivera en la capital tendrá un cambio radical, porque de ahora en adelante aparecerán juntos prácticamente en todo.

El día de ayer grabaron un nuevo spot que aparecerá el viernes y el lunes firmarán un convenio de coordinación en infraestructura y seguridad pública.

Es evidente que en este último mes, la estrategia es cerrar filas en la capital, en donde AMLO tiene un posicionamiento histórico.

Si contienen a Morena en la capital, las posibilidades de triunfo para el PAN crecen.

Todo indica que la clave de la lucha electoral está en la ciudad de Puebla.