El agravio permanece y con ello el enojo contenido, la dignidad lastimada. No es una humillación menor, involucra a mandos de la Marina Armada de México, la corporación federal que se la ha jugado en Puebla para contener y reducir la expresión criminal huachicolera que llegó a tener niveles de escándalo en el sexenio de Rafael Moreno Valle Rosas.

Los involucrados, el director de la Agencia Estatal de Investigación, Juan Luis Galán, uno de los mastines que posee el Fiscal General, Víctor Carrancá Bourget, el funcionario itinerante que cuida las espaldas a su contratante, el impresentable ex mandatario.

Metidos de lleno en una guerra interna contra el Fiscal Metropolitano, Gustavo Huerta Yedra, enlace con el secretario de Marina, Almirante Vidal Francisco Soberón Sanz, decidieron darle un escarmiento al enlace de la Marina, en momentos en se entrevistaría con el funcionario.

Los testigos del bochornoso episodio cuentan que fue hace unos cuatro meses cuando un vehículo oficial de la Marina llegó a la entrada del edificio de la 31 Oriente y bulevar 5 de Mayo. El chofer, un marino uniformado y el mando acudían a una entrevista con Huerta Yedra.

No es difícil imaginar los temas pendientes en las agendas de ambos involucrados. Ya habían dado golpes certeros a delincuentes de talla notable con el trabajo de inteligencia de la dependencia federal y la colaboración de la Fiscalía de Investigación Metropolitana.

Despectivos y prepotentes, los elementos adscritos a la Agencia Estatal de Investigación salieron celosos a impedir que el vehículo de la Marina aparcara en la entrada principal de la Fiscalía General del Estado. Terminantes dijeron que se tendría que retirar y comenzaron a subir la voz.

El enlace de la Marina con la FGE adujo que se trataba de una reunión oficial, explicación que chocó con la intransigencia del personal bajo el mando de Juan Luis Galán. Era imposible hacerlos entrar en razón porque la orden había sido fulminante del jefe: “mándenlos a chingar a su madre”.

Ya en medio del altercado, llegó al lugar el director de la flamante Agencia Estatal de Investigación y peor que cadenero en antro de moda, levantó la voz para correr de la banqueta a los elementos de la Marina.

Entre los empujones y gritos, alguien sacó la pistola y con la cacha le tiró los dientes al mando de la Marina. El episodio se había mantenido en secreto y sólo unos cuantos advirtieron el escándalo y abuso del personal de Juan Luis Galán, así como el agravio al personal de la Secretaría de Marina.

Esa es la conducta del personal que trabaja bajo las órdenes de un Fiscal General ausente y viajero que vive la vida de un sibarita, con cargo al presupuesto de la dependencia, y que de acuerdo con fuentes de la propia dependencia, está firme por lo que sabe, no por eficaz.

Es importante no olvidarlo, Carrancá y sus subordinados, son la herencia de Rafael Moreno Valle, como también lo fueron Facundo Rosas, el secretario de Seguridad que salió por la puerta de atrás cuando sus colaboradores fueron pillados coludidos con los huachicoleros; o como sucedió con Jesús Rodríguez Almeida, el policía que convirtió la Secretaría de Seguridad en la cueva de Alí Babá y sus 40 ladrones.