Quienes debieran ser los mayores impulsores y garantes de las libertades democráticas en Puebla resultan sus peores enemigos. El Instituto Estatal Electoral (IEE) y el Tribunal Electoral (TEE) son, por mucho, quienes mayormente obstruyen el acceso de los partidos, los de oposición, y de los ciudadanos a un ejercicio electoral pleno.

Siempre con los dados cargados, como ha quedado patente en la corrección de planas que, como asunto cotidiano, casi infalible, tiene que hacer el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), estropean la incipiente democracia del estado.

Si antes, con el Partido Revolucionario Institucional (PRI) en el control completo de las instituciones, era grave la actuación del IEE y el TEE, con el morenovallismo lograron lo impensable, ser todavía más burdos.

Incluso, y hay que reconocerlo, aquellos que encabezaron estas instituciones en el priato tenían más oficio político y sabían simular. Los de ahora ni eso.

Todo viene a cuenta por las decisiones recientes y anteriores, como la celebración apenas de un debate a la gubernatura, con un formato tan desdibujado que ampliamente favorece a la candidata oficialista.

Puebla, en ese sentido, se muestra ante la nación como un estado retrógrada en sus derechos políticos y libertades electorales, pues en las otras ocho entidades de las nueve en que se disputa gubernatura se realizarán dos y hasta tres.

Es tan evidente que este “cumplimiento” exacto del Artículo 244 del Código de Instituciones y Procesos Electorales (Coipep), que establece que se celebrará “al menos” un debate, tiene beneficiaria y damnificados.

Pero esa es solamente una muestra de lo malo que ocurre, de lo grotesco que pasa en Puebla en este rubro.

A diferencia de 2016, en que la candidata del PRI a la gubernatura, Blanca Alcalá, fue vapuleada de más por sus adversarios en el entorno oficialista, ahora el IEE y el TEE se han puesto muy quisquillosos en cuanto a señalar lo que consideran violencia política de género, para el caso de la candidata de Por Puebla al Frente.

Casos análogos, pero resoluciones completamente distintas.

También estas dos instituciones quedaron en evidencia cuando intentaron obstaculizar en 2016 el registro como candidata independiente de la ex panista, hoy sumada de nuevo a su partido, Ana Teresa Aranda Orozco.

Ella recurrió al tribunal federal y dejó en evidencia la mala fe de los integrantes de uno y otro.

Mucho ha avanzado Puebla en sus derechos. En los políticos también se han dado pasos importantes, aunque en muchas de esas ocasiones, por la presión del ritmo que en la materia llevan las legislaciones federales.

Sin embargo, como el gran detractor de los derechos electorales plenos de los ciudadanos, quienes son al final de cuentas los más afectados, permanecen el IEE y el TEE.

Son otros sus integrantes, pero los errores y el dolo son nuevos, incluso mayores que en la oscura etapa que representó el priato.