En final de fotografía, el INE adelantó en su conteo rápido una estrecha tendencia favorable para Martha Erika Alonso en Puebla.

En medio de una jornada manchada con sangre, urnas robadas, golpeadores y mapaches detenidos y un sinfín de burdas mapacherías, tuvimos que esperar hasta los primeros minutos del lunes para conocer el resultado de la encuesta de salida realizada por el Instituto Nacional Electoral, en el que se le otorga una ventaja de entre 2.5 y 3 puntos a la candidata blanquiazul.

En un largo día, en el que las encuestas de salida se convirtieron en un tormentoso sube y baja para los equipos de campaña, los resultados terminaron más encontrados que consuegros en boda de pueblo.

Mientras cinco encuestadoras, incluidas las poblanas Beap de Rodolfo Rivera Pacheco y Más Data de José Centeno, unidas a Consulta Mitofsky de Televisa y El Financiero Bloomberg y El Heraldo de México daban claras ventajas a Luis Miguel Barbosa; Mendoza Blanco y Asociados y Mercaei daban dos puntos a favor de Alonso Hidalgo.

 El nerviosismo en el búnker alterno de la candidata hizo mover la maquinaria para activar el voto de sus promovidos en las últimas horas, pero principalmente a los mapaches que en cuestión de minutos provocaron el mayor caos electoral de los últimos 40 años.

Sin duda, el dicho de Rafael Moreno Valle que dice: “yo cuando no gano empato”, tenía un fondo que no alcanzaba a entender.

La posible victoria de Martha Erika Alonso seguramente será impugnada por Morena y su candidato Luis Miguel Barbosa, pero más allá de la factible anulación de la elección, Moreno Valle puede dormir tranquilo, porque perder ayer, representaba su tumba política y un riesgo de cambiar sus trajes Armani, por los overoles kakhi en Almoloya de Juárez.

Todo indica que en esta primera instancia, Martha Erika será la gobernadora electa y que Barbosa deberá apostar a que los excesos morenovallistas sean valorados como violaciones graves, suficientes para anular la elección.

Después de la violenta operación morenovallista, comprendí porque dice: cuando no gano, empato.

 Más claro, ni el aire.