La trifulca que protagonizaron los militantes de Morena y los panistas es una muestra de la falta sensibilidad y oficio político de ambos bandos.

En ninguno de los dos grupos entró la prudencia y sapiencia política, por el contrario mostraron su falta de inteligencia emocional y se dejaron llevar por apasionamiento partidista y provocaron el caos.

Después de los hechos, cada quien trata de narrar los acontecimientos de acuerdo a como le fue en la feria. Lo cierto es que las acusaciones recíprocas tratan de ocultar la violencia que ellos mismos desataron.

Por un lado vimos la imprudencia de los militantes de Morena y, por el otro, la provocación panista con la presencia del principal operador político del morenovallismo, Eukid Castañón, y Omar Plancarte, uno de los más afamados  mapaches electorales.

Los panistas acusan de invasión a un centro de operaciones, que se abrió desde antes de las elecciones. Los militantes de Morena aseguran que era una mapachera, para realizar el fraude electoral que facilite la imposición de Martha Erika Alonso, en el gobierno del estado, por parte de Moreno Valle.

El apasionamiento y falta de tacto y prudencia política de los dirigentes de ambos bandos fue el caldo de cultivo para el enfrentamiento, donde todos saldrán perdiendo.

Y peor, Morena dejó la oportunidad de mostrar el músculo con las marchas en contra del supuesto fraude electoral, que después de la trifulca pasaron a segundo plano.

Nadie a nivel nacional habla de las marchas de protesta. Sin embargo, todos destacan la violencia postelectoral.

Toca turno a las autoridades electorales deslindar responsabilidades y emitir las sanciones correspondientes. Nadie saldrá bien librado, tanto tiene culpa el que mata la vaca como quien le jala la pata.

Mención aparte, es el vergonzoso show que montó el aún diputado federal Castañón Herrera, las fotografías que se publican en la portada de Intolerancia Diario son más que elocuentes. Juzgue usted.

La trifulca de ayer exhibe la calidad de la clase política que se alista gobernar Puebla. La violencia política es condenable provenga de donde provenga.