Era cuestión de tiempo para que el futuro presidente hiciera valer su naciente poder, para poner orden en Puebla.

En medio de un clima político casi perfecto, en donde los adversarios políticos reconocen su derrota, los empresarios emiten votos de confianza y los mercados se estabilizan incluyendo una inesperada ganancia del peso frente al dólar, era impensable que esta luna de miel fuera amarrada por un zafarrancho regional, por la movilización y activismo ordenado desde las propias filas de Morena por el fantasma de un fraude electoral.

La noche del martes, cuando la nota natural y obligada en los noticieros era el paseo de los dos presidentes por todos los rincones de Palacio Nacional, un borlote mayúsculo en Puebla mandó a espacios secundarios a los dos personajes, para dar cabida al encontronazo entre panistas y morenistas por el descubrimiento de una supuesta mapachera electoral.

Independientemente de la burda e inminente operación del morenovallismo la tarde noche del domingo, la cual se traduce en un posible fraude electoral, es evidente que si a alguien no le ayuda en este momento los escándalos, es a AMLO.

Fueron muchos los seguidores de Luis Miguel Barbosa los que celebraron las declaraciones de Andrés Manuel, quien por la tarde de ayer, en una rueda de prensa hizo un extrañamiento público por el contraste en los resultados electorales de Puebla.

En ese mismo sentido, Yeidckol Polevnsky también fijó postura de respaldo a Barbosa por el supuesto fraude en tierras poblanas.

Sin embargo, por la noche, la encargada en lanzar el verdadero mensaje de López Obrador fue Tatiana Clouthier, quien sin darle vueltas al asunto, en su cuenta de Twitter antepuso el interés de Morena por la paz y de un plumazo canceló la marcha del domingo en Puebla.

 Y aunque algunos seguidores de Martha Erika Alonso lo celebraron como un repliegue de banderas de Morena en su lucha por la gubernatura, traduciendo el tuit en un abandono a la lucha de Barbosa, la realidad es que la orden es muy simple, clara y contundente: “abandonen las calles y nos vamos a los tribunales”.

El llamado de AMLO en voz de Tatiana, fue un manotazo en la mesa para un grupo de rebeldes morenistas, que no entendieron, ni escucharon los mensajes enviados por el virtual presidente.

Sin abandonarlo a su suerte, pero sí obligándolo a someterse única y exclusivamente a los tribunales, Barbosa sabe que las calles no serán una opción para seguir su lucha por la gubernatura, por la simple y sencilla razón de que nacionalmente, Morena dejó de ser oposición y es —en los hechos— el partido en el poder.

Las viejas prácticas de la izquierda, que los convirtió en maestros de la manifestación y el plantón, tendrán que pasar a ser parte de su historia, porque su sensei será el presidente.

Así las cosas, partiendo de que la moneda está en el aire, el futuro de Puebla estará en manos de la Sala Superior del Tribunal Federal Electoral.

Y una vez que se emita el fallo definitivo, veremos y diremos.