Conociendo los graves incidentes del martes en el hotel MM, puedo entender el tremendo operativo de seguridad con el que resguardaron las instalaciones del IEE en Puebla, para entregar la constancia de mayoría a Martha Erika Alonso.

Lo que no puedo entender, son los bloqueos a los medios para poder realizar su trabajo.

Todos sabemos del control que ejerce el morenovallismo hacia el interior del IEE, pero lo de ayer es una voz de alerta, que podría estar anunciando el regreso de la represión del ex gobernador, Moreno Valle.

En la sesión de ayer, dejaron afuera del salón del Consejo General a los reporteros y los mandaron al garage frente a una pantalla y custodiados por policías que no les permitían ni ir al baño; los intimidaron sacándoles fotos y videos con un trato francamente indigno e inaceptable.

Ya ni les digo del corte de señal cuando hablaban los representantes de los partidos opositores, como burda prueba del control de los órganos electorales en favor de un grupo político.

Quienes conocemos y padecimos los excesos de Rafael, debemos verlo como un serio llamado de atención; y su esposa Martha Erika, como un asunto de Estado, en donde deberá mostrar que es ella quien mandará en Casa Puebla, con un sello distinto al del hombre del que se desligó en su discurso durante toda la campaña.

Independientemente que la imputación de Barbosa implica un riesgo de aquí a la toma de protesta, oficialmente ya es gobernadora electa, por lo que desde hoy deberá marcar el sello con el que se manejará su gobierno.

Martha Erika está en un momento clave para el futuro de su sexenio: dejar que Rafael haga de las suyas o tomar las riendas y demostrar que la mujer que se desligó en campaña de su marido, es capaz de tomar las decisiones y estar cercana y abierta a la gente.

Lamentablemente, lo de ayer fue un auténtico déjà vu, que nos trasladó en un instante al sexenio de Rafael.

Sí, durante sesenta días levantó la voz exigiendo que no se asociara su nombre al de su esposo, aludiendo violencia de género, es el tiempo justo de demostrar en los hechos que será ella y nadie más quien tome todas las decisiones como una gobernadora libre e independiente.

Pero lo de ayer, dejó un amargo sabor de boca y un enorme desconcierto entre quienes trabajamos haciendo periodismo.

Espero que estos hechos hayan sido un caso aislado, provocado por el nerviosismo del conflicto postelectoral y no por el regreso del estilo morenovallista.

Veremos y diremos.

Morena y sus rebeldes ¿con o sin causa?

Después de una semana de fuertes trifulcas entre militantes del PAN y Morena llegó la orden desde la oficina del presidente electo, a través de Tatiana Clouthier, quien de un plumazo canceló la marcha organizada para este domingo a través de su cuenta de Twitter.

Sin embargo, el grupo rebelde en Puebla, abanderados por Gabriel Biestro y José Juan Espinosa, dirigidos a la distancia por Luis Miguel Barbosa, decidieron impulsar la marcha por debajo de la mesa, en lo que puede considerarse una afrenta a López Obrador.

Es evidente que aquella frase política que decían: “los priistas no saben ser oposición y la oposición no sabe gobernar” le viene al dedillo a estos personajes, que no entienden que hoy, que las decisiones se toman de manera central y que AMLO no quiere que se le descomponga el clima paradisíaco del que hoy disfruta.

La orden desde México para sus líderes poblanos es muy simple y clara: “abandonen las calles y peleen en tribunales”.

Sin embargo, en los hechos, se dividieron los grupos, en donde Alejandro Armenta y Claudia Rivera entendieron el mensaje; mientras que Biestro, De la Sierra, Espinosa y Manzanilla se resisten a abandonar a Barbosa en la guerra extrajudicial, desdeñando el mensaje velado de Andrés Manuel.

En un revelador mensaje en sus redes, el líder estatal de Morena, Gabriel Biestro, se lavó las manos desde el sábado diciendo que ellos no estaban moviendo a nadie a la marcha, aunque deja ver que no pueden hacer nada para evitar que la gente vaya.

Bien dicen que: “explicación no pedida, acusación manifiesta”.

Me queda claro que nadie les explicó que en Morena el esquema de mando será absolutamente piramidal, tal y como sucedía en los tiempos hegemónicos del PRI. Y me extraña, porque en el grupo rebelde predomina el ADN tricolor.

Seguramente pronto les caerá el veinte, ya sea por iniciativa personal o por una “cordial” invitación a la orden mandada desde la Ciudad de México.

Con excepción de Biestro, todos son políticos experimentados y probablemente entiendan pronto el esquema presidencial de Morena. De ahí que llame tanto la atención que no comprendan que cuando un partido tiene presidente, la lealtad y la disciplina son parte intrínseca de sus militantes.

Ya entenderán.