El Partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) no solo está peleando la anulación de la elección a gobernador de Puebla, sino también la del municipio de Atlixco.

En este municipio, la derrota fue para el candidato Juan Antonio Villarroel, quien en los últimos días fue rechazado por su partido al grado de pelear jurídicamente un cambio de abanderado.

Todo porque Villarroel, había presentado su renuncia al cargo para que llegara el expresidente municipal Eleazar Pérez Sánchez.

Pero se arrepintió y regresó a pelear el cago que ya tenía.

Al ser rechazado, peleó para que finalmente el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) determinara que era él candidato oficial.

Todo en medio del escándalo que en plena campaña Villarroel, se fue al mundial de Rusia.

Finalmente, en la jornada electoral salió derrotado.

La diferencia fue de apenas 271 votos entre la coalición del PAN-PRD con una votación de 24 mil 256 votos para Guillermo Velázquez, contra 23 mil 985 de Morena.

Ahora Morena, busca que se anule la elección por diversas irregularidades que afirma se presentaron en la jornada electoral.

Su estrategia es qué si se convocan a nuevas elecciones, finalmente Eleazar, sea ungido como candidato.

Por eso ha prendido sus veladoras.

Se ve difícil, pero no imposible.

Ya le contaremos.

612, un nuevo santuario en México

El 612 de la calle Chihuahua de la colonia Roma, ahora es más similar a un santuario que a una casa de campaña.

Así lo comprobé en una visita al lugar el fin de semana pasado.

Hasta ahí llegan cada día personas en una especie peregrinación, procedentes de distintos puntos del país, desde Chiapas, Puebla, Tabasco, hasta algunos de Baja California.

El objetivo para muchos es solo saludar de mano al próximo presidente de México, Andrés Manuel López Obrador. Con solo tocarlo, vale la travesía.

Para otros, que les reciba su documento es una esperanza.

El ganador de la elección presidencial en México, llega siempre desde muy temprana hora proveniente de su casa en Tlalpan, al sur de la Ciudad de México.

Llama mucho la atención que el 612, solo cuenta un guardia de seguridad privada.

El joven regordete con uniforme blanco es la única persona que vigila, no hay rastros de algún dispositivo para proteger a la persona más importante de México en estos momentos.

Y es que el mismo Obrador, rechazó por lo menos en esta transición, de una cobertura del estado mayor presidencial.

También no hay las típicas camionetas lujosas que cualquier político utiliza, ni los dispositivos de cierres de calles característicos de las élites de la política mexicana.

Solo se ve adentro estacionado el Jetta blanco que lleva y trae a Obrador.

Mucho menos se registran los desayunos en los restaurantes de lujo, a diario el próximo presidente va y viene de eventos, pero siempre llega alimentarse en su “Casa Blanca”, una muy distinta a la que hizo famosa Enrique Peña.

López Obrador, manda a traer en la fonda de la esquina todos sus alimentos, que llegan en charolas cargadas por los meseros sin uniformes.

La comida llega con platos cubiertos por un plástico trasparente para no contaminarse.

Afuera, un enjambre de reporteros, esperan pacientemente por horas, ya sea para una declaración, o solo grabarlo al salir.

Incluso una unidad móvil de control remoto de Televisa está estacionada permanente, siempre con la antena lista.

Asimismo, en la acera de enfrente, motociclistas de los medios de comunicación están listos para arrancar y seguirlo en todos sus traslados.

Los mismos se convierten en una especie de guardias, sin serlo.

Entre todos, destaca doña Leonor Viuda de Asmitia, una mujer que a sus 82 años de edad espera paciente recargada en la reja con tres rosas rojas.

Nos cuenta madrugó solo para llegar a la calle Chihuahua en la colonia Roma de la Ciudad de México, para entregar sus flores.

A pesar de su avanzada edad, no solo no le importó el frío, sino tampoco estar de pie, todo con tal de entregar tres rosas rojas a López Obrador.

Esta es sólo una de las decenas de historias que a diario se registran en las puertas de la vieja casona marcada con el 612.

En platica, doña Leonor fue enfática decir que se postró cuando supo su victoria en las elecciones del 1 de julio, “como una cierva caí de rodillas”, dijo casi gritando.

Tras esperar un par de horas de pie junto a la reja, por fin le dio sus rosas rojas a Andrés Manuel.

El próximo máximo líder del país, le besó la mano y doña Leonor, se fue feliz a esperar el cambio que dijo con optimismo, vendrá para México.