De sobrevivir al embate morenovallista, que intentará comprar, seducir y presionar a algunos de sus integrantes, la mayoría lopezobradorista en el Congreso local será efectivamente un dique sólido que acotará la administración que encabece Martha Erika Alonso Hidalgo, al grado de representar en algunos casos un cogobierno ríspido contra las decisiones del Ejecutivo.

Si tampoco progresa la impugnación de la alianza Juntos Haremos Historia (Morena-PT-PES) para anular la elección a la gubernatura y se ratifica la constancia de mayoría para Alonso Hidalgo, los próximos tres años estará prácticamente atada de manos en Casa Puebla, mientras los diputados de oposición —como ya anunciaron—, revertirán reformas y nombramientos que fueron heredados por el morenovallismo.

Los 22 de 41 diputados locales lopezobradoristas tienen, sin embargo, ante sí el reto de mantenerse unidos y convertirse en una bancada ejemplar, cuyos integrantes no falten a las sesiones, sean suficientemente propositivos en conjunto y en lo individual, y puedan trascender la comunión de sus ideales, más allá de la búsqueda del poder que los unió en esa coalición electoral que ahora deberá convertirse en una legislativa eficiente.

La agenda inmediata fue perfilada ya: destituir al fiscal general del estado, revertir la privatización del servicio de agua potable, derogar la Ley Bala y la expropiación exprés, tumbar los nombramientos morenovallistas en órganos autónomos, devolver facultades a las juntas auxiliares y revisar las cuentas públicas de Moreno Valle, entre otras.

Los diputado locales lopezobradoristas lo pueden hacer con la mayoría que tendrán a partir del 15 de septiembre en el Legislativo local, pero no hay que olvidar el origen, intereses y frágil fidelidad partidista que algunos de ellos ya han delatado en el pasado reciente.

No hay que perder de vista que en esa bancada, de la que se perfila como coordinador y presidente de la Junta de Gobierno y Coordinación Política, José Juan Espinosa Torres, hay ex priistas, ex morenovallistas y personajes del conservador Partido Encuentro Social (PES), que se sumó de manera inesperada al Movimiento Regeneración Nacional (Morena), a pesar de no comulgar en absoluto con sus principios.

Es en esa diferencia de origen e intereses que la bancada mayoritaria lopezobradorista peligra en su cohesión y es tierra fértil para la muy bien conocida operación morenovallista para sumar, por la buena o por la mala, a los opositores.

Si no, que le pregunten al PRI, que nunca pudo comportarse como una verdadera oposición, por las traiciones, los miedos, la falta de imaginación y el escaso apoyo interno y de sus dirigencias estatal y nacional.

Por supuesto, los diputados locales priistas que representaron una oposición dócil y convenenciera en el Congreso en las legislaturas LVIII y LIX, no tuvieron los alicientes y posibles castigos que los legisladores lopezobradoristas enfrentan ahora con un Presidente de la República que puede decretar su muerte política, si llegan a traicionarlo desde Puebla.

La mayoría insumisa que hoy se advierte representarán las bancadas de Morena, Partido del Trabajo (PT) y PES en el Congreso del estado depende, por lo pronto de la firmeza de sus integrantes. En su mano está.