Hay que dar gracias a Víctor Antonio Carrancá Bourget, el haber llegado a Puebla para cambiar, primero, a la Procuraduría General de Justicia, hoy la Fiscalía General del Estado, porque asegura haberla cambiado. 

Hay que darle gracias al que ordenó que en todo el estado de Puebla se cerrara cualquier tipo de información que evidenciara lo que iba a pasar, y lo que está pasando en Puebla. 

Hay que darle gracias al fiscal de que la FGE se encuentre en los últimos lugares de efectividad y en los primeros de casos de corrupción.

De que el Ministerio Público viva en la opacidad, a grado tal de que ha perdido muchos casos de delitos de alto impacto y los responsables no sólo se encuentren libres, sino de que sigan perpetrando crímenes.

Al cierre de la administración de Rafael Moreno Valle como gobernador de Puebla, el robo de hidrocarburo era un alarmante escándalo en todo el país, mientras que el fiscal, lejos de atender los casos de detenidos por este delito se lavó las manos y se lo dejó todo a la Procuraduría General de la República (PGR), argumentando que “no era de su competencia”.

Lo mismo hizo en los casos de homicidios como consecuencia del huachicoleo y también se negó a investigarlos.

Sólo fue en esta administración, la de Antonio Gali, cuando al fiscal se le ocurrió ponerse a trabajar, pero dejó antes 6 años sin que la Procuraduría y después la Fiscalía interviniera. 

Cuántos casos de crímenes violentos se quedaron sin ser investigados y cuántos perdidos.

Los casos de feminicidios que quedaron sin aclarar. 

Los abusos.

Los excesos.

¿Quién quiere que Víctor Antonio Carrancá Bourget siga como fiscal?

Nos vemos cuando nos veamos.