La posibilidad de vivir un interinato en Casa Puebla cobra carta de naturalización entre los dos bandos en pugna conforme avanza el tiempo. El Movimiento de Regeneración Nacional ya mueve fichas para proponer perfiles que permitan transitar este periodo inédito en la vida política de Puebla.

En el otro extremo, el Partido Acción Nacional, brazo ejecutor del jefe real de la política electoral en este y otros periodos, Rafael Moreno Valle hace lo propio. No improvisan y cualquier escenario es valorado, hasta el del hipotético caso en el que la anulación se hace realidad, como no ha dejado de pronosticar Luis Miguel Barbosa, ex candidato de Juntos Haremos Historia.

Aunque hay análisis jurídicos de la “parte oficial” que apuntan a que no hay argumentos suficientemente sólidos para echar abajo el violento proceso del domingo 1 de julio, tampoco se puede dejar un sólo hilo suelto en esta madeja de intereses cupulares.

Hay quien ha sugerido que desde el Congreso local la bancada mayoritaria, claramente inclinada al grupo de Moreno Valle, se comience a valorar la designación de un gobernador interino, antes de la extinción del último periodo de la Legislatura local.

La posibilidad de que sean los diputados entrantes, con una aplastante mayoría de la coalición Juntos Haremos Historia ante el escaso margen de maniobra del panismo, quienes designen un gobernador interino es altamente riesgosa.

Cobra entonces carta de validez la idea de anular en lo local, para poner a salvo transitoriamente, la extensión del dominio del grupo político que vive momentos de tensión como nunca antes desde su arribo al poder en 2010.

La asignatura pues, sería evitar que el recurso de impugnación llegue hasta la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, en donde es poco probable que los argumentos de defensa prosperen, como ha sucedido en repetidas ocasiones, lo que ha ocasionado que los magistrados del Tribunal Electoral del Estado haya sido exhibidos sistemáticamente.

En la rueda de las probabilidades nada se deja al azar. Mucho menos se abre la posibilidad de dejar en manos de circuitos ajenos al control de la casona de Las Fuentes la única y última carta, la de dejar a un mandatario interino que cierre la cortina antes de convocar a una nueva elección.

 Y como en otros episodios, la casa manda. Los alfiles en el Tribunal Electoral que cobran como magistrados, encabezados por Fernando Chevalier, no van a dudar en obedecer las señales cuando las haya y a su debido tiempo.

Lejos de una actitud de independencia, será una más de las oprobiosas sumisiones que pueblan el pasado inmediato de tan desprestigiado órgano de ejecución del morenovallismo.