Por razones más que obvias y entendibles, en Puebla se vive un tenso clima postelectoral que lleva a niveles de desesperación a ambos bandos electorales.

Por un lado, en Morena Puebla la ansiedad por echar abajo el resultado de la elección a gobernador los ha llevado a romper el récord de mayor número de ruedas de prensa en el menor tiempo posible.

En las redacciones ya no preguntan cuándo hay rueda de prensa de Morena, sino a qué hora va a ser.

Cuando no es Barbosa, es Biestro, José Juan o a manera de partido, alguno de los tres que conformaron la coalición “Juntos Haremos Historia“, sin faltar alguna de las agrupaciones sociales, y uno que otro sindicato.

Lo peor de todo es que en todas y cada una de sus ruedas de prensa, repiten y repiten la misma historia.

Y luego se quejan de que ya no se les cubren sus ruedas de prensa.

Créanme que sin asistir, un reportero podría cubrir sus ruedas, usar la misma fotografía del día anterior, repetir la misma nota cambiando únicamente la fecha y nadie lo notaría.

Hasta el chalequito color vino de Biestro se repite. Espero por los que se sientan junto a él, que cuando menos los sábados lo eche a la lavadora y lo saque a orear.

En la esquina contraria, la angustia no es menor. Cada movimiento, cada palabra de López Obrador y de su equipo los pone a temblar, aunque en la realidad, para los nuevos mandones de la política nacional, Puebla sea la última de sus prioridades.

Sin embargo, en la Casona de Las Fuentes los nervios traicionan sus conciencias y el insomnio los hace encontrarse en sus largas madrugadas por los pasillos.

Más aún cuando los cálculos políticos le  decían a Moreno Valle que a estas alturas, después del triunfo contundente que suponían tener en la gubernatura, hoy el tema era la presidencia nacional del PAN.

Sin embargo, las circunstancias cambiaron, por las diabólicas decisiones tomadas la tarde del domingo primero.

Y aunque Rafael busque culpables, la única realidad es que su propia calentura lo hizo perder la cabeza, generando un clima de terror, con el que le dio armas a sus enemigos políticos para tenerlo hoy en la antesala del paredón.

Así las cosas, hoy que la moneda está en el aire, salta a la vista que vale tanto una gubernatura, que unos y otros están al borde de la histeria.

Y cuando un político entra en esas crisis, comete mil estupideces.

No es casual lo que hoy pasa en Puebla.

La sucesión y sus tiempos

Y mientras los morenos y panuchos se despedazan a diario, yo aprovecharé para ausentarme una semana de este espacio, sabedor de que las decisiones de los tribunales requieren de varias semanas.

Nos leemos nuevamente el lunes 6; y mientras tanto, les recomiendo no comer ansias. A la historia de la sucesión en Casa Puebla le falta vivir sus mejores capítulos.