La campaña triunfante de regreso del ex gobernador Rafael Moreno Valle a redes sociales duró muy poco, o al menos muy pocos días con la expectativa y enjundia de un principio, pues de inmediato se fueron sobre él con críticas por sus antidemocráticas, opacas y traicioneras conductas del pasado reciente.

El senador electo beneficiado por la derrota del PAN ha sido rápidamente acorralado, principalmente por el grupo del ex presidente del Partido Acción Nacional (PAN), Ricardo Anaya Cortés, quien le prepara ya una nueva derrota; la primera se la propinó al poblano cuando logró extinguir su intención de ser candidato presidencial, una posibilidad que nunca fue vista con seriedad más allá de sus aplaudidores en Puebla.

La intención de Moreno Valle de competir por la dirigencia partidista ha sido atajada casi de inmediato y se ve en este momento sin posibilidades de concretarse, por la operación de los anayistas, quienes también han obstaculizado el Plan B del ex mandatario, convertirse en el coordinador de los panistas en la Cámara Alta a partir del 1 de setiembre.

De concretarse la arremetida de sus adversarios, el poblano está condenado a convertirse en un senador más, sin influencia ni poder de decisión en su bancada de 24 integrantes, a la que por cierto llegó de panzazo, como último de la Lista Nacional en el lugar número seis.

Hoy, irónicamente es mejor visto y tiene más amigos en el Grupo Legislativo del PRI, su partido original, que coordinara el ex titular de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, con quien ha tenido antes muchos entendimientos.

Mientras el ex priista Moreno Valle sueña y desesperadamente juega sus cartas todavía en el PAN, el grupo de Ricardo Anaya ya cabildea la alineación panista que más le conviene.

El ya casi ex diputado Marko Cortés Mendoza, como presidente del Comité Ejecutivo Nacional (CEN); Jorge Romero Herrera, aún coordinador de los panistas en la Asamblea Legislativa, como jefe ahora de la bancada en San Lázaro; Damián Zepeda Vidales, presidente interino de Acción Nacional, como coordinador en el Senado, y la senadora electa y ex candidata presidencial, Josefina Vázquez Mota, como presidenta de la Cámara Alta, si la mayoría de Morena decide cederle la posición, en un arranque de benevolencia republicana, a los albiazules el primer año de la próxima legislatura.

En ese supuesto ya más firme, el poblano Rafael Moreno Valle se quedaría como un simple espectador y, ante la previsión de que los morenistas no cederán las principales comisiones, tampoco podría aspirar a una de peso.

La impugnación de la elección de Puebla lo ha puesto en el peor de los escenarios posibles, pues carece de autoridad moral dentro del PAN, la que de por sí era menor, para reclamar posiciones.

Ya bien se lo recordó hace cosa de una semana el gobernador de Chihuahua y panista de cepa, Javier Corral Jurado con un tuit devastador:

“La auténtica recuperación, el verdadero sentido de rescate de @AccionNacional, debe empezar por saber qué pasó exactamente en la elección de Puebla y deslindarnos de cualquier práctica antidemocrática. Recobraremos la credibilidad, cuando pongamos fin a la simulación y la mentira”, escribió en su cuenta.

Ese breve texto del chihuahuense pareció el banderazo de salida para la acometida, desde muchos frentes panistas, contra Moreno Valle, quien está en un callejón sin salida.

Aunque hay seres que, en escenarios así, se vuelen más feroces.