Desde el primer momento que tuve acceso a una pluma para escribir de política, no recuerdo un caso similar al del inefable Fiscal General Víctor Carrancá.

Seguramente pocos lo recuerdan, pero la figura del Fiscal Carnal nació de la mente de Rafael Moreno Valle, quien se adelantó a todos los demás gobernadores y también al presidente Peña, creando la figura de un Fiscal nombrado desde un Congreso a modo, por un periodo mucho mayor al término de su sexenio.

Hábilmente Moreno Valle ratificó en automático a través de sus levanta dedos a su “fiel” procurador de justicia, dándole vida y vigencia por un lapso de cuatro años después del término de su período de gobernador.

Fuera de tiempo, quisieron hacer lo mismo  Javier Duarte, Roberto Borge. Ninguno lo logró y hoy ambos están tras las rejas.

No es un asunto menor que el peor calificado de los Fiscales de todo el país, con la desaprobación social de los poblanos, señalado de ineficiente, corrupto y cómplice de la creciente delincuencia en Puebla, sea el único funcionario morenovallista que se mantiene firme en el cargo.

Hacer un recuento de las tropelías tanto de la Procuraduría y ahora la Fiscalía General del Estado requeriría de cuando menos el espacio de las viejas enciclopedias.

Hace unos días, un revelador reportaje de Imagen Televisión, relata la forma en la que tras una denuncia ciudadana, dieron con unos los ladrones de autopartes conocidos como la banda del Bora Amarillo. Pecando de valientes, el reportero y el camarógrafo de Imagen llegaron frente al Bora en donde aparecieron los mismos sujetos del video en el que robaron un auto.

Pese a las llamadas a la Fiscalía, nadie llegó al lugar, quedando todo en una denuncia periodística más, de las muchas que siguen sin atender.

Cínicamente, al ser cuestionado por los reporteros, el patético Carrancá contestó que no sabía de qué le hablaban y que esto sucedía porque la gente no denuncia.

Y cómo diablos quiere que los poblanos denunciemos si para hacerlo, debemos pasar cuando menos doce horas para que nos tomen nuestra declaración ante un Ministerio Público.

Vaya desvergüenza la de este señor, quien no ha hecho otra cosa que convertir a Puebla en un nido de delincuentes, que saben que la impunidad impera en este estado.

Ah, pero si se tratara de fabricarle un delito a algún enemigo del morenovallismo, créanme que la celeridad de la Fiscalía es para romper records mundiales.

La falta de atingencia de la FGE rebasa los límites de lo tolerable, estamos hablando de negligencia absoluta ante temas vitales para un gobierno, como el robo de combustibles, el narcomenudeo, los feminicidios, el robo en casa habitación, pero sobre todo, por la impunidad con la que operan grupos del crimen organizado que hasta antes de la llegada a Puebla de Víctor Carrancá no existía.

En Intolerancia Diario hemos dado cuenta de un sinfín de denuncias con datos, nombres y direcciones, sin que nadie se atreva a actuar.

No hay que olvidar la declaración en campaña de la gobernadora electa Martha Erika Alonso, quien dijo abiertamente que si Carrancá no podía, que se fuera.

Sin darle muchas vueltas, nada ha cambiado desde que la entonces candidata hizo esta declaración con lo que sigue sucediendo en Puebla.

Ante este escenario, veo dos situaciones posibles, o fue una declaración meramente electorera, o los intereses de Moreno Valle están por encima de quien ostenta hoy la condición de gobernadora electa.

Por lo pronto, Víctor Carrancá sigue impunemente sentado en la silla principal de la Fiscalía General de Justicia gracias al manto protector de su amo.

Es la Puebla que nos tocó vivir.