1.- Lamentos, quejas, dimes y diretes de los responsables del rechazo electoral hacia nuestro Partido es lo único que la militancia, el activismo, y las simpatías nacionales hacia el tricolor, sufren en estos momentos, cuando lógicamente deberían existir convocatorias horizontales para afrontar la derrota más espantosa sufrida por todos los priistas leales a su bandería y circunstancia histórica que nos hizo “el Partido más importante de México en el siglo XX.

2.- No son días de duelo, porque algunos cientos  de aspirantes a legisladores locales o federales no lo serán por mucho tiempo, tampoco el desgarrarnos las vestiduras cuando posibles ayuntamientos fueron escandalosamente humillados al ocupar el tercero o cuarto lugar al final de los recuentos electorales, ni mucho menos como en el caso de Puebla, la aspiración inmediata de derrotar al PAN, quedó en intentona no en consolidada lucha por obtener la confianza ciudadana para elegir a nuestro candidato.

3.- Sí, se compite se pierde o se gana en todas las tareas humanas. Cualquier competidor individual o grupo, accede al centro del pódium de los finalistas exitosos, o lamenta en su intimidad sus afanes no pródigos en alcanzar las metas.

4.- Ante la realidad, el priismo debe ser convocado a reñir, discutir, polemizar o debatir bajo el principio de Real Politik, todas y cada una de las circunstancias causales de nuestra actualidad.

5.- Con esta seriedad, encontraremos lo endógeno, lo exógeno, de nuestro perfil como  ente de interés público, interesado no en la reparación, mucho menos citar la palabra reconstrucción, o restauración, necesitamos obligadamente entender —sí, los deliberantes lo admiten—, que  la suma de inteligencias de las bases populares urbanas, campesinas, clases medias bajas, académicos e investigadores ajenos al PRI, sirve para trazar y caminar por donde corresponde inteligentemente o lanzarnos en masa, a facilitarle a las otras formaciones político electorales, sus fortalezas mientras lloramos como Boabdil  ante la entrega de Granada.

6.- Puebla debe asumir la parte que le corresponde del estruendoso fracaso electoral. 

¿Qué hacer?

Demandar vía internet al CEN del PRI en forma exigente que convoque estado por estado, municipio por municipio al priismo leal a sus banderas, aquel alejado de traiciones, deslealtades, infidencias o deserciones, que aún exista integrado, para que de su seno nazcan propuestas innovadoras para fortalecer al organismo antaño defensor de las causas de los campesinos, obreros, y clases medias bajas.

En caso que confiemos una vez más, en las dirigencias improvisadas nacidas ajenamente a la voluntad de todos y cada uno de nosotros los poblanos, seremos traicionados por los que ostenten la representación, pues solamente están defendiendo sus intereses personales traducidos directamente en ingresos traducidos en dinero o en ¿sinecuras?, para muertos de hambre, incapaces de sobrevivir en un medio ambiente normal a todos los mexican@s.

NUESTRA CASA

Impacta la Capilla del Rosario a quien la ve.