Los sectores duros del Movimiento de Regeneración Nacional, esos mismos que se asumen químicamente puros, inmaculados y diáfanos por haber sido seguidores del presidente electo desde que andaba por el país —en medio de la dificultosa condición de outsider de la política nacional—, deberían saber que lo que la política divide, el deporte lo une.

No es romanticismo, sino práctica cotidiana y acaso, al margen de la carga ideológica o la batalla post electoral, un hecho cierto que está en la memoria de un conjunto de mujeres a quienes se les da el deporte de la patada, el futbol que tan frecuente se practicó en la cancha de pasto sintético de Casa Puebla.

Ese espacio que tan bien conoce la presidenta municipal electa, Claudia Rivera Vivanco, quien consiguió ganar la elección del 1 de julio a un panista de cepa como Eduardo Rivera Pérez, quien ya había presidido el Cabildo y que había resultado uno de los funcionarios más decentes de los últimos años.

La mujer a quien —los ultras de Morena le han fijado como letra escarlata el pecado de haberse reunido con el gobernador Antonio Gali Fayad, hace casi un mes fue—, visitante frecuente del inmueble en donde radica la sede de la administración que encabezó Rafael Moreno Valle.

No hay que alarmarse. No fue a entregar los planes o estrategias de las huestes del lopezobradorismo. Tampoco lo hizo para vender al senador con licencia, Luis Miguel Barbosa Huerta, excandidato al gobierno del estado de Juntos Haremos Historia.

La relación de Claudia Rivera Vivanco y Martha Erika Alonso Hidalgo son de los tiempos en que la esposa del exmandatario presidía el Sistema DIF y desde esa condición impulsaba cada año un torneo de futbol femenil interdependencias… ¡Que la ahora presidenta electa arbitraba!

En efecto, la mujer que ha recibido todo tipo de recriminaciones fue una escrupulosa silbante de los juegos que cada semana se llevaban a cabo en la cancha de pasto sintético en Casa Puebla.

Claudia Rivera se hizo taekwondoín, hasta llegar a cinta negra segundo dan, futbolista ganadora de cinco torneos: 3 de futbol rápido y 2 de futbol 7. Árbitro, bailadora de salsa y declamadora —le gustan los poemas de Bertolt Brecht—, con uno de los cuales, dice una biografía publicada en el sitio e-consulta.

¿Qué van a hacer los celosos guardianes de la moral militante en el Movimiento de Regeneración Nacional? ¿Reconocerán los méritos de su presidenta electa para mantenerse al margen que supone estar cerca del poder político del matrimonio Moreno Valle-Alonso Hidalgo?

O, como marido engañado ¿van a recriminar a Claudia Rivera Vivanco un pasado pecaminoso, como si de una relación extramarital se tratara, por haber entrado a Casa Puebla cuando no estaba en el horizonte inmediato ser abanderada a un cargo de elección popular, como finalmente ocurrió a principios de este año?