Antes de que inicie el fin de semana la Fiscalía General del Estado (FGE), ya tiene en la mesa de investigación dos homicidios que tuvieron como consecuencia la lucha interna por el control del narcomenudeo en la ciudad de Puebla. 

Lo más grave del asunto es que las ejecuciones en la ciudad de Puebla, pese que está aumentando, ya no le importan ni a las autoridades del municipio, ni a la Fiscalía General del Estado (FGE), quienes están a cargo de la persecución de los delitos, además de la investigación.

Y le comento que es la Policía Metropolitana la que debe encabezar incursiones en la capital del estado, para inhibir de entrada la proliferación de armas de fuego, con las que principalmente se han dado los homicidios o ejecuciones de gente implicada en casos de narcomenudeo. 

Y es que los uniformados del municipio se han dedicado más a montar retenes para negociar con sujetos que conducen en estado de ebriedad, que con quienes circulan portando armas de fuego sin tener los permisos correspondientes.

Las principales detenciones de los uniformados son contra quienes toman bebidas embriagantes en la vía pública o quieren orinan, también, en la vía pública, lo malo es que esas multas se quedan en los bolsillos de los mismos vigilantes y estamos hablando de muchas.

Entonces, mientras que la policía busca llenar sus bolsillos de manera ilícita y se olvida de los operativos para decomisar armas de fuego, los crímenes en Puebla aumentan en forma considerable. 

Y las desapariciones

Gregorio Gómez Machado, quien aparece en la fotografía que le muestro, salió la noche del miércoles del Centro de Reinserción Social (Cereso) de San Miguel, donde fue a visitar a un familiar y ya no regresó a su casa.

Sus familiares han hecho los movimientos necesarios para tratar de localizarlo.

Temen que algo malo le haya pasado porque no acostumbra a no llegar a su casa y su teléfono celular está apagado desde la misma noche del miércoles. 

La denuncia por su desaparición ya fue presentada ante las autoridades correspondientes. 

Nos vemos cuando nos veamos.