¿Y el fiscal?, preguntamos en la entrega de este espacio el 5 de junio pasado.

La misma pregunta que se le cuestionó al secretario General de Gobierno, Diódoro Carrasco Altamirano, en rueda de prensa.

Acababan de asesinar a la candidata del Partido Verde, Juana Maldonado y de la regidora del municipio Juan Galindo, Érika Cázares.

Víctor Carrancá Bourget andaba desaparecido, al menos de la vida pública.

Vacación o trabajo, era el dilema

Ante el vacío de información, surgieron las versiones de que andaba de vacaciones por Argentina.

Fue hasta 48 horas después, alrededor de las 8 de la mañana del 4 de junio —dos días después del doble crimen—, cuando en la cuenta de Twitter de la Fiscalía General del Estado (FGE), se informó que se fue de trabajo a Chile.

Pero en la página oficial de dicha institución chilena, ni rastro de un evento así.

Ni siquiera en la cuenta de Twitter personal del fiscal, apareció nada.

Entonces escribimos en aquella entrega: “Esperemos que se compruebe pronto lo afirmado en el Twitter y sobre todo que las fechas coincidan. Tiempo al tiempo”.

Y finalmente el tiempo llegó.

El argumento que estaba en Chile el día de los crímenes se cayó como un castillo de naipes.

Tras la investigación periodística se logró saber que el fiscal debió haber estado aquel 2 de junio al lado de Diódoro Carrasco, dando los pormenores del doble crimen.

En ese entonces la ausencia desató las críticas que vinieron por todos lados, hasta de casa.

Martha Erika Alonso, entonces candidata a gobernadora y esposa de Rafael Moreno Valle, quien “lo contrató”, pidió su renuncia en un mitin y Twitter.

Pero todo se perdonó cuando excusó que estaba en Chile por cuestiones laborales, para lo que incluso emitió un boletín con fotos.

Ahora con la investigación realizada mediante solicitudes de transparencia de México y Chile, se logró obtener los boletos y días de estancia en el país andino.

Y resulta que Carrancá debió llegar a México el 1 de junio, un día antes del doble crimen, como se comprueban en los boletos de avión.

Ahora surgen varias interrogantes:

¿Subiría al avión pagado por la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) para regresar a México o se quedaría otro ratito más por Sudamérica?

¿Si vino a México, por qué no llegó a Puebla o no estuvo presente para dar los pormenores de la situación?

¿Por qué hasta el 4 de junio, dos días después de las muertes, se emitió el tuit con el argumento que estaba en Chile?

Lo cierto es que ahora tendrá que dar muchas explicaciones.

Pero también se puede resguardar a piedra y lodo.

Tiempo al tiempo.