Fracasó la Fiscalía General del Estado (FGE) en la detención de 29 sospechosos de haber participado en el linchamiento de tío y sobrino, ocurrido la tarde del miércoles pasado.

De los sospechosos sólo lograron detener a dos, uno de éstos moribundo, que apenas alcanzó a llegar a un hospital.

El mismo fiscal general, Víctor Antonio Carrancá Bourget, había dicho que ya estaban identificados los sujetos que habían sacado por la fuerza a dos campesinos que acusaban falsamente de robar niños y que después les habían prendido fuego.

El viernes y sábado pasados, personal de la Policía Ministerial del Estado (PME) realizó diversos cateos en domicilios de sospechosos y sólo dos hombres fueron detenidos, los demás habrían escapado.

La Fiscalía General del Estado no informó por qué motivo no fueron detenidos los demás sospechosos, si se presumía que los tenían ampliamente identificados.

El fracaso en el no cumplimiento a las órdenes de aprehensión no sólo deja con un amargo sabor de boca a las familias de las víctimas, sino al mismo gobierno de Puebla que había anunciado que los responsables de la barbarie del miércoles pasado no se que serían sin recibir castigo.

Está usted de acuerdo que la presencia de la PME en Acatlán de Osorio y los fallidos cateos a domicilios ya alertaron a los sospechosos y éstos, por lo consiguiente, ya escaparon.

¿A quién van a responsabilizar de esta negligencia?

Acatzingo justifica pérdida de confianza en la policía 

En la entrega pasada le comenté, sin justificar, que en Puebla se han incrementado los casos de linchamiento y los casos de delincuentes golpeados, por la falta de confianza de la población a su policía. 

No pasó un día que la misma FGE confirmara lo dicho.

Un comandante de la Policía Municipal de Acatzingo era uno de los jefes de una banda dedicada al robo de hidrocarburos, asaltos a transportes en carreteras y secuestros.

Si usted es víctima de un delito al primer lugar que acude a solicitar ayuda es con la policía, pero si la misma policía es la que comete los delitos, entonces ¿a dónde ir?

Al final de la administración de la presidencia municipal de Acatzingo se destapa una cloaca de podredumbre que deja mal parado al presidente y a todo su séquito.

El enemigo en casa.

Nos vemos cuando nos veamos.