El grito desesperado de toda una sociedad indefensa por fin se escuchó y originó que el impresentable Fiscal Víctor Carrancá fuera obligado a solicitar licencia al cargo.

Hacer un recuento del caudal de fechorías suscitadas en la dependencia a cargo de este oscuro personaje es imposible, sin embargo, debo retomar algunas de las más relevantes.

De entre todas ellas, la que más lastimó a Puebla, es sin duda la cobarde estrategia planeada por Carrancá, para limpiarle la sangre de las manos a su patrón, creando un falso escenario para acusar a los pobladores de Chalchihuapan de haber matado al niño José Luis, sabiendo que había sido un proyectil de los lanzados por los policías estatales los que asesinaron al pequeño. Tuvo que ser la CNDH la que exhibió las mentiras del Fiscal.

Sin embargo, las anomalías en Chalchihuapan no pararon ahí. Sin escrúpulo alguno, Carrancá ordenó la detención de pobladores inocentes, convertidos en los chivos expiatorios del mayor escándalo del sexenio morenovallista.

A lo anterior, se suman los cientos de presos políticos creados desde la oficina principal de la FGE, convertida en una macabra fábrica de delitos. Lo mismo cayeron los enemigos de Moreno Valle, que activistas sociales, empresarios y todo aquel que desafiara al entonces gobernador.

La ola de corrupción en la Fiscalía de Puebla creció a grados insospechados, convirtiéndola en la peor de todo el país.

La complacencia de la dependencia a cargo de Víctor Carrancá ante temas como el huachicol, el narcotráfico y de delitos como el robo con violencia, el robo a casa habitación y otros más, generó una percepción generalizada de inseguridad.

Las ejecuciones, levantamientos, balaceras, aparición de cuerpos desmembrados, encajuelasos, amenazas con videos y narcomantas, hicieron de Puebla un lugar común.

Y para rematar, los múltiples asesinatos en tiempos electorales en su mayoría no han sido resueltos, incluyendo el de las dos candidatas del Partido Verde.

Coincidencia o no, en el marco de su esperado adiós, ayer fue asesinado el alcalde electo de Nopalucan Félix Aguilar, conocido como El Tanque. Sobre este caso, existen denuncias que lo señalan como miembro de grupos huachicoleros y asaltantes.

Sobra decir que la Fiscalía no le dio seguimiento a estas denuncias, incluida una de la CTM Puebla, que en su cuenta de Twitter lo acusó abiertamente.

Así, con esta omisión y una ejecución de por medio. Carrancá se larga de Puebla.

 Se tardaron, pero afortunadamente escucharon ese grito social que desde miles y miles de gargantas retumbó hasta surtir efectos.

Así es como se cierra el capítulo más oscuro en la historia de la procuración de justicia en Puebla.

Hasta nunca señor Carrancá.