La recomendación para quienes arman quinielas de quién será el nuevo titular de la Fiscalía General del Estado (FGE), es que mejor no apuesten, el siguiente Fiscal viene de la ciudad de México y no es Ardelio Vargas Fosado.

Don Ardelio, el exsecretario de Seguridad Pública de Puebla y muy pronto exdirector del Instituto Nacional de Migración, pretendía regresar a Puebla con un cargo que dice le debe el exgobernador Rafael Moreno Valle.

Primero pretendió o tal vez sea ahora su “plan B” ser de nuevo secretario de Seguridad Pública del Estado, para “poner orden” y regresar al cártel de la letra al poder.

Luego quiere ser el Fiscal General del Estado y le exige a Moreno Valle que lo ponga en esa silla. 

Pero no se le va a hacer.

Otros pretenden que el director de la Fiscalía de Investigación de Secuestros y Delitos de Alto Impacto (FISDAI), sea el nuevo Fiscal y ponen sobre la mesa los resultados de las detenciones de importantes bandas de secuestradores.

Pero se les olvidó poner los múltiples casos de secuestros no esclarecidos, donde existen víctimas ejecutadas, además de que un grupo de sus investigadores les dio por proteger a una banda de narcomenudistas y este asunto nunca fue aclarado. 

Pero tampoco puede ser.

Los enterados dicen que en muy altos niveles las discusiones de quién será el nuevo Fiscal se pusieron acaloradas, y terminaron en discusión.

Al final se dijo que el nuevo Fiscal va a llegar de la ciudad de México y que va a limpiar parejo.

Que se van a ir todos los mandos y hasta comandantes y que la limpia va a ser total.

¿Será?

¿Huachialcaldes?

Félix Aguilar Caballero, presidente municipal electo de Nopalucan de la Granja, del Partido Verde Ecologista, ejecutado la noche del lunes, se convirtió en menos de 24 horas de un político muerto en un atentado a un delincuente al que le “ajustaron cuentas”.

La Fiscalía General del Estado (FGE), dejó correr la versión de que el alcalde había logrado ganar las elecciones del pasado primero de julio, comprando conciencias y votos con dinero que le dejó el robo de hidrocarburos, asaltos a vagones del tren y otros delitos que cometió en los municipios de Nopalucan, Rafael Lara Grajales, San José Chispa, Oriental y Libres.

Aguilar Caballero, en sus actos de campaña se dedicó a regalar electrodomésticos, desde licuadoras, estufas y refrigeradores, además de despensas, dinero en efectivo, todo para que votaran por él.

Como si hubiera sido el único candidato que lucró con la miseria para poder ganar.

Al presidente electo lo ejecutaron sicarios que iban a bordo de tres camionetas, dos que lo persiguieron cuando estaba un vehículo Jetta de color rojo y otros más que lo esperaban en el entronque de Nopalucan-Ixtiyucan.

Le dispararon al menos en 20 ocasiones en cabeza y tórax. 

Y luego entonces dejó de ser una víctima para convertirse en un delincuente ajusticiado.

Y la pregunta.

¿Cómo es que si se sabía todo el historial delictivo de este alcalde, lo dejaron competir y ganar?

¿Cuántos huachialcaldes hay en Puebla?

Nos vemos cuando nos veamos.