Por lo que se ve, hasta los pactos con el diablo se desgastan. Este es el caso de Rafael Moreno Valle, a quien todo parecía cuadrársele como si una fuerza oscura lo impulsara en su carrera política. Una especie de pacto con el mismísimo Satanás.

Sin embargo, algo sucedió, que de un día para otro lo que eran éxitos cantados pasaron a ser derrotas consumadas, atenuadas por pírricas victorias.

Desde el fulminante tropiezo en su carrera presidencial, nada es como antes.

Si somos estrictos, lo único que ha ganado en los últimos dos años es la gubernatura de Martha Erika Alonso con dos grandes asegunes: que la elección sigue en el aire por la impugnación promovida por Morena; y porque para ganar, la candidata tuvo que esconder el impresentable apellido de su esposo.

Por lo demás, todo fue derrota tras derrota en Puebla.

Senadores, diputados federales y locales, presidentes municipales y hasta jefes de manzana los perdió el morenovallismo ante la aplanadora de Morena.

Fue tan vergonzosa la debacle morenovallista, que hasta el PRI obtuvo más alcaldías que los aliados del ex gobernador.

Sin embargo, con esa habilidad para desdeñar sus fracasos, Moreno Valle se defiende diciéndote no perdió porque él no estuvo en la boleta.

Sin embargo, el de ayer sí es un descalabro directo y personal de Rafael.

Pese a que hace apenas unos días apareció como compañero de fórmula de Héctor Larios, para contender por la presidencia nacional del PAN, ayer trascendió que los gobernadores que originalmente apoyaban a la dupla Larios-Moreno Valle decidieron dar un golpe de timón, derivado de las nulas posibilidades de triunfo que tenían.

Era evidente que las cuentas no les cuadraban y que la fuerza del panismo no radica en los gobernadores panistas, sino en la estructura derivada del control del padrón azul, en manos de Marko Cortés y compañía.

Ante este escenario adverso, el sacrificado fue Rafael Moreno Valle, quien pelea ahora la coordinación parlamentaria del Senado como premio de consolación.

El único problema es que los senadores blanquiazules están que echan espuma por la boca contra Rafael por haber traicionado a su bancada en la primera sesión, cuando se escondió para no votar el tema de la licencia del senador Manuel Velasco para regresar a la gubernatura de Chispas, cuando el PAN buscaba negarle la licencia.

¿Cómo nos va a coordinar alguien que se escondió para no votar en el mismo sentido de toda la bancada del PAN?

Esa es la pregunta que se hicieron los senadores pianistas cuando se enteraron de que Moreno Valle podría coordinarlos como parte de la negociación entre los grupos de Marko Cortés y Héctor Larios.

¿Lo permitirán los senadores o doblarán las manos como viles corderitos?

 Veremos y diremos.