La Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), en el primer semestre de 2018, señala que los profesionistas ocupados en México ascienden a 8.5 millones de personas con un ingreso promedio de 11 mil 300 pesos mensuales; 80 por ciento de ellos son subordinados, 6 por ciento empleadores y 13 por ciento trabajan por cuenta propia.

Según la Encuesta Nacional de Egresados realizada por profesionistas.org.mx y el Centro de Opinión Pública de la Universidad del Valle de México, casi la mitad de 10 mil encuestados dijeron ganar entre 3 mil y 8 mil pesos mensuales. Como referencia, el salario promedio en Inglaterra es de 32 mil pesos mensuales, mientras que en Estados Unidos de 59 mil (Milenio).

De acuerdo con la misma fuente, el servicio social o las prácticas profesionales son una buena vía para la obtención del primer empleo. El 26 por ciento de los egresados provenientes de universidades públicas y 18 de las privadas, lo obtuvieron de esta forma.

Asimismo, el 53 por ciento de los profesionistas provenientes de universidades privadas y 42 de las públicas, ya trabajaban antes de egresar lo que confirma que casi la mitad de los estudiantes mexicanos combinan el estudio con el trabajo.

Una de las mayores deficiencias de la educación en México, es la predominancia de la teoría sobre la práctica y la relativa desvinculación con los problemas regionales, las necesidades de los sectores productivos y las necesidades de las familias más pobres.

Y si la educación no es totalmente responsable de la pobreza, de la desigualdad, la contaminación y deterioro ambiental, de la baja productividad, de la inseguridad pública, de la obesidad, sobrepeso y sus consecuencias, no hay ninguna duda que tiene un papel protagónico en su solución.

Lamentablemente, los contenidos educativos y la actualización curricular, son lo último que se atiende porque los servicios personales, la administración laboral, la construcción de infraestructura nueva y el equipamiento por sobre la rehabilitación de escuelas, tienen mayor prioridad en los presupuestos anuales.

Relevante el Modelo Mexicano de Formación Dual

Por ello, adquiere una gran relevancia la puesta en marcha del Modelo Mexicano de Formación Dual (MMFD) impulsado por la Secretaría de Educación Pública (SEP) del Gobierno de la República.

El MMFD se fundamenta en que los jóvenes egresados de la educación media superior tecnológica carecen de experiencia y cuentan con escaso capital social, formados en una reducida cantidad de carreras saturadas en el mercado laboral, lo que se traduce en desempleo, baja productividad y reducidos ingresos en el primer empleo o actividad que realizan.

Por ello, se hace necesario establecer en los programas de estudio un equilibrio armónico entre la formación teórica y práctica, alternando el periodo de formación en el aula con el espacio del trabajo, para desarrollar en los jóvenes las competencias necesarias para que logren un buen desempeño laboral al egresar, sin que se requiera un entrenamiento adicional para iniciar su etapa productiva.

La SEP, a través de la Subsecretaría de Educación Media Superior, en coordinación con la Confederación Patronal de la República Mexicana (COPARMEX), la asesoría de la Cámara México-Alemana de Comercio e Industria (CAMEXA) y la experiencia del Colegio Nacional de Educación Profesional Técnica (CONALEP), desarrollaron en 2013 el MMFD, el cual retoma los elementos esenciales del modelo Dual Alemán y los adapta a la realidad mexicana.

Con el propósito de institucionalizar la formación dual en el nivel medio superior, el 11 de junio de 2015 se publicó en el Diario Oficial de la Federación, el Acuerdo Secretarial 06/06/15 por el que se establece, caracteriza y regula a la Formación Dual como una opción educativa del tipo medio superior.

Lo anterior permitirá a los estudiantes una modalidad educativa mixta y flexible, contar con contextos reales de aprendizaje, desarrollar conocimientos y competencias en las empresas, vincular de manera temprana y simultánea la teoría y la práctica, fortalecer el desarrollo integral de sus habilidades y mejorar su empleabilidad.

Esta es, también la mejor vía para la formación de líderes de proyectos que guíen el desarrollo regional y comunitario. Pero el servicio social y las prácticas profesionales requieren de apoyos económicos que no se ven como prioridades en los presupuestos nacionales y estatales.

 Si de verdad la educación es el mejor camino para el desarrollo nacional habrá que demostrarlo en los presupuestos para estos programas. Después de todo, la educación de los jóvenes es la mejor inversión social y el mejor regalo para la República.

*Ex Rector de la Universidad Autónoma Chapingo