Paolo P.P. el italomexicano, desaparecido el pasado 19 de noviembre, luego de haberse internado en el Mercado Unión u Hoyo Negro, habría tenido deudas del pago de drogas, lo que lo llevó a ser ejecutado por miembros del crimen organizado, identificados como una banda de sicarios oriundos de Sinaloa, que operan desde el Mercado Hidalgo a otros puntos de la ciudad de Puebla, incluido el Centro de Reinserción Social (Cereso) de San Miguel.

Pese a que la Fiscalía General del Estado (FGE) no ha emitido ningún tipo de posición tras el asesinato de Paolo, quien tenía 27 años de edad, el lunes el presidente municipal de Puebla, Luis Banck Serrato, dejó entrever que este homicidio del que las Fiscalías de Puebla y de Tlaxcala tendría que ver con las adicciones a las drogas del hoy occiso.

Informes, de los que se pidió se respete la confidencialidad del informante, Paolo habría sido levantado por una deuda de drogas que tenía con vendedores del Mercado Unión, quienes más tarde le quitaron la vida y fue envuelto en cobijas para luego tirarlo en los límites de Papalotla, Tlaxcala, con Cuautlancingo, Puebla.

La organización delictiva de narcomenudistas, que además de vender drogas como piedra, cristal, marihuana y heroína, entre otras, opera no sólo en Mercado Unión, además tiene narcotiendas en la Unidad Bosques de San Sebastián, la Junta Auxiliar de San Felipe Hueyotlipan y la de San Pablo Xochimehuacán.

Los jefes de este grupo son identificados como “El Nariz”, que opera desde el Mercado Unión, además de Flavio o “El Cholo”, quien está interno en el penal de San Miguel.

El grupo de sicarios se ha venido fortaleciendo día con día con la llegada de las sinaloenses que han llegado por goteo, es decir, de uno en uno y que han pertenecido a otras organización criminales y ahora quieren probar suerte en Puebla

El grupo delictivo se ha dado a conocer en los corredores de la delincuencia por desaparecer a quienes no les pagan sus drogas o a competidores de otros grupos similares de los que operan en Puebla.

En esta ciudad este grupo tiene el apoyo y protección de un exagente de la Policía Ministerial del Estado, de apellido Abascal, quien además de reclutar poblanos para esta banda, también se encarga de proteger las actividades de la banda.

Acostumbran a deshacerse de sus víctimas entre 2 y 3 de la mañana, cuando los cuerpos de seguridad relajan sus recorridos por quedarse dormidos 

La banda paulatinamente se está fortaleciendo. 

Nos vemos cuando nos veamos.